El arte que descubro de tus ojos…
El arte descubierto de tus ojos,
impone las melindres en desuso
con el colapso ciego de sonrojos,
que no la boca aparte en vil discurso…
El arte de tus ojos traicioneros,
implora vanamente con su gloria
en órbitas que amaren la memoria,
para luego sentir que embelleceros…
Zorzales dispusieron los horneros,
clamando desiguales albedríos
que si ya no la fiesta en versos fríos
redunda de tus ojos guerrilleros…
Por el paso mortal que me descubre,
inhóspitos, tus párpados serenos,
describen con tu nombre al fin, al menos
lo bello de una sana incertidumbre…
Caballos que proclaman las deidades
de una no parsimonia descarada;
para vivir con hambre de verdades,
y no verdades falsas en la arriada…
Mi cebo es la virtud que en otra estrella
calma la ciega mente, apresurada
y en otro rostro mi sombra destella,
para batir las horas de mi amada.
Son vísperas del Oro tu costado,
que en otras llagas tu sombra desata:
es más, ó es menos, el alba que abata
con tu consuelo mi mordaz recado…
Ooh ya no ciego, ya no de la aurora!
Que en mi mudez afirma con tu ego;
palabra noble, que el arduo despego
de mi solombra cae en toda hora…
Vertiginoso puebla tu semblante,
para no la Castalia ser prudente,
de mi rostro que efímero, yacente,
en otras coplas da de su aliciente…
Vertiginosa sombra es ver un náufrago
que no la noche embista con su claro;
más bien es importante que en el pago,
de su deber: amor, no sea avaro.
Ya no tu boca, en otras rosas, cede;
de tu murmullo, ó en el alba excede…
Alejandro Rodrigo Flagel
El arte descubierto de tus ojos,
impone las melindres en desuso
con el colapso ciego de sonrojos,
que no la boca aparte en vil discurso…
El arte de tus ojos traicioneros,
implora vanamente con su gloria
en órbitas que amaren la memoria,
para luego sentir que embelleceros…
Zorzales dispusieron los horneros,
clamando desiguales albedríos
que si ya no la fiesta en versos fríos
redunda de tus ojos guerrilleros…
Por el paso mortal que me descubre,
inhóspitos, tus párpados serenos,
describen con tu nombre al fin, al menos
lo bello de una sana incertidumbre…
Caballos que proclaman las deidades
de una no parsimonia descarada;
para vivir con hambre de verdades,
y no verdades falsas en la arriada…
Mi cebo es la virtud que en otra estrella
calma la ciega mente, apresurada
y en otro rostro mi sombra destella,
para batir las horas de mi amada.
Son vísperas del Oro tu costado,
que en otras llagas tu sombra desata:
es más, ó es menos, el alba que abata
con tu consuelo mi mordaz recado…
Ooh ya no ciego, ya no de la aurora!
Que en mi mudez afirma con tu ego;
palabra noble, que el arduo despego
de mi solombra cae en toda hora…
Vertiginoso puebla tu semblante,
para no la Castalia ser prudente,
de mi rostro que efímero, yacente,
en otras coplas da de su aliciente…
Vertiginosa sombra es ver un náufrago
que no la noche embista con su claro;
más bien es importante que en el pago,
de su deber: amor, no sea avaro.
Ya no tu boca, en otras rosas, cede;
de tu murmullo, ó en el alba excede…
Alejandro Rodrigo Flagel
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