Tu rostro...

Tu rostro…


Tu rostro en la imagen de otro rostro,
cuya imagen, el rostro ha fornicado,
en otra sombra noches ha enjaulado,
de rostros en tus rostros que han hablado…
La imagen de tu rostro en otra nieve,
ha buscado las flores de tu ultraje;
en búsqueda de rosas en relieve,
de cuyos ojos, claros ha empañado…

Tu rostro en el destino de tu imagen,
ubica luego, claros resplandores;
que la mirada en torno a mi sustento,
opaca el juego: noche de tormento…
Tu rostro en el recuerdo clarifica:
ya la mirada embauca en torno a Gloria;
de tus ojos imprimen la memoria,
en otra sombra austera; día claro…

Es otra ciega imagen la mirada,
que busca entre las flores asir rosa:
de tu morada besa, caudalosa
aquellas aguas dulces de mi rosa…
Es otra ciega imagen, la soñada
que busca ya no el cuerpo de tu seña;
es alba y el sendero de halagüeña,
que busca en tu sendero sólo aguas…

Romance de la sombra y la mañana;
en otra voz que habla del Olimpo;
a tu Parnaso Égloga profana,
del rumbo a tu Castalia poderosa…
Rocío de belleza ultima el astro,
que de tu piel hermosa labra el tiro;
de tu testa sedosa y sobre el ascua,
estela milagrosa habla del río…

Estrellas sobre cantos, sobre aguas
que no la boca rosa de tus labios,
acendra cual copiosa lluvia en versos,
de la luna brillante, última rosa…
No son de tus amores dos engendros,
que el arte en voz plañida sólo crea,
de mi boca que ciñe y no desea,
asir sólo tu rosa y tus adentros…

Tu boca es erotismo que rocía,
de versos, tu jazmín y sólo mía…


Alejandro Rodrigo Flagel