Cristal de tu belleza...

Cristal de tu belleza…


Ya torpe, si encerrado en tu misterio,
no albogue de tu manto al discurrir,
la imagen que perfuma mi criterio,
en otra rosa no veré ya huir…
Vestida contra el Tiempo, si ermitaño
la boca en la semblanza de una tea:
mi sombra, que al humear tus ojos, toca
de la fragancia, que al morir, destella…

Cristal de tu belleza bienamada
aloca el altruismo de tu mella;
e imparte aquél sofoco resguardado
por la columna errante de tu huella…
Mi amor por tu cintura es una estrella,
que besa tu egoísmo con dos cauces
en la artimaña -gloria de mis fauces-
que aquella golondrina roba bella…

En tu sentido, el ágata precisa
-de lo que no es idéntico- en la fábula
y a su testear, palomas negligentes,
engarzan con su júbilo elocuente,
aquélla que el acierto no procura
ó sueña, -y es vergel- de manos puras
que no la noche cierra en otras ruinas…
Tal vez, ya no anochezca en tus deseos…

La glosa de mi espíritu cobarde;
no aúna egocéntricas respuestas,
para batir las horas despiadadas,
en cortes de mis sombras que se peinan,
a no vestir blancura inmaculada:
sin la pasión: el toque, que es la ofrenda…
Vestido de emoción, no hay quién reprenda,
de toda algarabía subyugada;

Y en el corazón trunco que dependa,
cautivo de tu imán, -no hay quien lo entienda-
a su premura alada sobre el brío,
y el rostro a la sazón, -mi poderío-
No cabe, no hay maleza en la escultura
que tu prisión de seda no amilane,
cuando el corazón pena, no hay delirio,
ni boca que su pálpito no iguale-

Asido solamente por tu Auge,
entonas las miríficas conciencias,
-ó ya la lentitud de mis audiencias-
el rostro de mi amor, oído no avale,
para sentir suspiro de agonía,
-el cuerpo- no tu imagen -desmintiera-
Ó sólo el corazón, hechicería,
me buscara si miel, en otra dicha:

Congruente espada, laja, traspusiera,
y en mi vertido Oro tu piel fuera…



Alejandro Rodrigo Flagel