Belleza de Sol, belleza de Luna…
Entonada belleza que admite tu mano,
dulzura del ábaco níveo, que purpuró la luna,
destinada a tu rostro, de cadencia engalano
la mirada del sol, de apariencia ninguna…
Entronada y silente, aguamarina la sombra,
de tu desnudo que escombra aliciente muralla
perversa vitrina, y aparente batalla:
del rostro de centellas, que anonada y asombra…
Tal belleza tu mano, tan entronada la Luna,
en el célibe legado, que su jornada impusiera,
a su desnudo, maniobra, que la voz de Primavera,
a la belleza entronara, tan altiva como cuna…
Tal elogio prendado, no fue si amor encubriera,
la belleza de mi amada, cual el amor pospusiera:
el recado de la Flor, ó la rosa en primavera,
fuera sueño de mi amor, cual la Belleza tuviera…
Sorteando tu voz leve, en iracundo romance,
por atar célibe estrado, de fecundo amanecer;
en la copla de mi amada, no sostuviera quehacer,
en el albor de su estrella, ó pronunciando mi lance…
Estoicismo de vanguardia, ya la jornada: mi pluma,
en el vuelo a tu Verano, cual enturbiada mi llama:
en el sortëo de glosas, ya no admitiera mi Dama,
que la sombra a voz insigne, no detuviera mi suma…
Elevando carmín bello, cual ofuscado relato,
en el rostro que el sudor, por sostener el mandato,
en la boca a mi loor, ó de fecundo arrebato,
a la Castalia y la Musa, la inspiración que no mato…
Elevo, así la palabra, por heráldicas montañas
de firmadas elocuencias, de sostenidas privanzas,
que la belleza a tus chanzas, de tu heroísmo y hazañas,
fueran bucles de medidas, y medidas sombras, andanzas…
Cual enturbiada mi llama, es la medida mi amante,
por corolario de infante, y sovoz a sutil mella
coronado de tu estrella, y de amor, en otro implante,
ó del verso del sudor, y la gloria de mi Bella…
Hacinado en tu locura, más que al darte de mi flor,
más candente que mi amor, en surtidor afanoso,
la Rapsodia del rubor, y por ardor tan coloso,
desigual, prósperamente, en el canto a mi rubor…
Suele darte la belleza, otro fulmíneo arrebato
de la gloria con que mato, mi arancel es aun la risa,
del vergel de tu mirada, y del manto que erotiza
cual clavel tu luna armada, de la plata con que abato,
la miseria del buen rato, y la eterna zagal prisa,
con que la fortuna en tu sonrisa, espolea mi aliciente
procurándome demente, y sosegando la brisa,
del color que me hipnotiza, y el buril, que de repente...,
Canta élitros fugaces, al tenor de la memoria,
en el rostro de tus fauces, y el dolor de eximia Historia,
donde el duende se pasea, por el lustro y la belleza,
hace acopio en tu mirada: y tu boca en la Realeza,
de la sombra. Ó del brillo y escarmiento, que del Arte
y la belleza, cobra inhóspita premura,
cual bandada ciñe el Cielo: con las ganas de besarte!
y en el arte de tu risa, deslizarme en tu cintura…
Oteando la belleza, que gira en cruento baile,
ha llegado al bosque, encanta, la deidad de todo pecho,
cual la bella trueca amores, al contorno de mi lecho
y en la búsqueda, demanda la belleza de tu baile…
Robándole a la luna, todo el hielo de su Oro,
contentando mi Tesoro, con las alas de mi amor
en el rostro y en decoro, de la sima hecha de flor,
fueron sombras refulgentes, al delirio de mi Toro…
Irisando de tu boca, la ferviente rosa mía,
aliciente de fortunas, y en fortuna más bravía:
en el coro de tus artes, y emblemas de la Rosa,
en el jucio que blasfemas, con el arte de mi esposa:
Cubre el cielo de belleza, con el aire en tu mirada,
y en el sueño de blasones, el crepúsculo a mi amada,
para verte, con el fuego, de marmóreas estrelladas,
ó del arte de las Rosas, que encubren llamaradas…
…Busco el beso de tu boca, en lindero antagonismo,
labio junto a labio ama, labio a labio: con él mismo.
Entonada belleza que admite tu mano,
dulzura del ábaco níveo, que purpuró la luna,
destinada a tu rostro, de cadencia engalano
la mirada del sol, de apariencia ninguna…
Entronada y silente, aguamarina la sombra,
de tu desnudo que escombra aliciente muralla
perversa vitrina, y aparente batalla:
del rostro de centellas, que anonada y asombra…
Tal belleza tu mano, tan entronada la Luna,
en el célibe legado, que su jornada impusiera,
a su desnudo, maniobra, que la voz de Primavera,
a la belleza entronara, tan altiva como cuna…
Tal elogio prendado, no fue si amor encubriera,
la belleza de mi amada, cual el amor pospusiera:
el recado de la Flor, ó la rosa en primavera,
fuera sueño de mi amor, cual la Belleza tuviera…
Sorteando tu voz leve, en iracundo romance,
por atar célibe estrado, de fecundo amanecer;
en la copla de mi amada, no sostuviera quehacer,
en el albor de su estrella, ó pronunciando mi lance…
Estoicismo de vanguardia, ya la jornada: mi pluma,
en el vuelo a tu Verano, cual enturbiada mi llama:
en el sortëo de glosas, ya no admitiera mi Dama,
que la sombra a voz insigne, no detuviera mi suma…
Elevando carmín bello, cual ofuscado relato,
en el rostro que el sudor, por sostener el mandato,
en la boca a mi loor, ó de fecundo arrebato,
a la Castalia y la Musa, la inspiración que no mato…
Elevo, así la palabra, por heráldicas montañas
de firmadas elocuencias, de sostenidas privanzas,
que la belleza a tus chanzas, de tu heroísmo y hazañas,
fueran bucles de medidas, y medidas sombras, andanzas…
Cual enturbiada mi llama, es la medida mi amante,
por corolario de infante, y sovoz a sutil mella
coronado de tu estrella, y de amor, en otro implante,
ó del verso del sudor, y la gloria de mi Bella…
Hacinado en tu locura, más que al darte de mi flor,
más candente que mi amor, en surtidor afanoso,
la Rapsodia del rubor, y por ardor tan coloso,
desigual, prósperamente, en el canto a mi rubor…
Suele darte la belleza, otro fulmíneo arrebato
de la gloria con que mato, mi arancel es aun la risa,
del vergel de tu mirada, y del manto que erotiza
cual clavel tu luna armada, de la plata con que abato,
la miseria del buen rato, y la eterna zagal prisa,
con que la fortuna en tu sonrisa, espolea mi aliciente
procurándome demente, y sosegando la brisa,
del color que me hipnotiza, y el buril, que de repente...,
Canta élitros fugaces, al tenor de la memoria,
en el rostro de tus fauces, y el dolor de eximia Historia,
donde el duende se pasea, por el lustro y la belleza,
hace acopio en tu mirada: y tu boca en la Realeza,
de la sombra. Ó del brillo y escarmiento, que del Arte
y la belleza, cobra inhóspita premura,
cual bandada ciñe el Cielo: con las ganas de besarte!
y en el arte de tu risa, deslizarme en tu cintura…
Oteando la belleza, que gira en cruento baile,
ha llegado al bosque, encanta, la deidad de todo pecho,
cual la bella trueca amores, al contorno de mi lecho
y en la búsqueda, demanda la belleza de tu baile…
Robándole a la luna, todo el hielo de su Oro,
contentando mi Tesoro, con las alas de mi amor
en el rostro y en decoro, de la sima hecha de flor,
fueron sombras refulgentes, al delirio de mi Toro…
Irisando de tu boca, la ferviente rosa mía,
aliciente de fortunas, y en fortuna más bravía:
en el coro de tus artes, y emblemas de la Rosa,
en el jucio que blasfemas, con el arte de mi esposa:
Cubre el cielo de belleza, con el aire en tu mirada,
y en el sueño de blasones, el crepúsculo a mi amada,
para verte, con el fuego, de marmóreas estrelladas,
ó del arte de las Rosas, que encubren llamaradas…
…Busco el beso de tu boca, en lindero antagonismo,
labio junto a labio ama, labio a labio: con él mismo.
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