Llanto enmudecido

Llanto enmudecido


Roto cofre de sabor, donde el milagro amortaja,
la paciencia veloz, con que el descuello trabaja
de mi incordio taimado, tal vez la bruma levante,
el descuello de mi sombra, pordiosero de mi infante…
Tal vez la brisa descubre, tal vez declina el incienso,
tal vez la noche baraja, tal vez el sueño va lento,
ó la noche tea vana, de mi solo pensamiento:
busca insípido momento, que mi cumbre expenso…

Tal vez la niña del alba, busca retórica ciega,
de su murmullo que busca, indomeñosa, tu aliento,
por el solo frenesí, de mi sola risa siento,
la palabra del momento, que deslumbra y entrega…
Tal oro ciega un impulso, busca luego manantial,
que sofoca todo el viento, que recubre rosedal
hasta vestir el amague, que mi música precisa:
desnudando mi sollozo, con el arte en tu pesquisa…

Todo el arte no se inflama, ni la noche no lo esconde,
de marmóreas alamedas, de la hueste del vinagre,
que la música desea, hasta abatir la sangre,
que retórica devuelve, en la luz, donde se funde…
Ó sólo el lirio en tu vestal, ó tal clámide eteréa,
la sombra que imán procura, desnudar de tu templanza,
en la discordia de mi sueño, ó la chance en la esperanza
de mi búsqueda traiciono, todo el arte que pelea…

Hasta sentir en la mella, ó caducando mi lanza,
la contigua ya mudanza, que mi incordio solicita,
vanagloriando la quita, que tu desnudo se afianza,
en la boca de las rosas, ó en el arte que suscita…
Nada de ti me quiere, nada de nadie me invoca,
todo el arte se sofoca, con el dolor que provee:
de mi alabarda y su yelmo, ingratitud me posee,
donde el cisne me regala, la turpitud que provoca…

Hasta alejarme del muelle, ó del río mi meandro,
tan coloquial, en el fango, de mi austera parsimonia,
ó doblegando el encanto, pasajera ceremonia,
que hace alarde en tu cintura, en el dosel de Alejandro.
Busca el Céfiro que cuaja, ya desborde de mi suelo,
incandescente la bruma, ó en el sueño de tu pelo,
a doblegar el cabello, que mi hálito suspira,
vanagloriando el alfanje, de mi ribete que mira…

Busca en arte tu fecunda, gentileza de no irte,
adosando mi sendero, con la calma desmedida;
hasta alcanzar en mi vida, el silencio de mi herida:
do el acierto a tu silencio, cabe por definirte…
Es la espuma a mi sendero, es el ágora que lejos,
hasta sentirte desnuda, no vuela en otro arte,
para enmendar el aliento, que besa tus espejos
ó todo el arte tu rosa, escribe por admirarte…

Sólo el silencio del alma, busca cándido reflejo,
para torcer en tu espuma, tan goliardo, mi sol viejo,
ó para amar tu hermosura, anidando de tu espectro
en otro arte redondo, igualitario en tu plectro…
Desnuda de tu privanza, no la noche me lo aísla:
la epopeya de mi amor, ó la noche que conduela,
en el arte de mi bella, ó todo el mar, en mi isla,
vanagloriando tu seda: encallando en tu rayuela…

Todo por ti me hunde, toda música es acorde,
en el arte de tus ojos, ó en tu boca, me acobarde…

Bello escrito donde el silencio y la imploración se exparce como una bendita oración.
Saludos.

Muchas gracias, amigo!!!! Un abrazo grande, Poeta!!!!!


Gracias por todo, Miguel!!!!


Avanti, amico!!!!!!



Besos y cariños!!!!


Ale


caminandobajolalluvia

Hermoso,como todo lo que escribes poeta, abrazos hermano

Muchas gracias, Kin!!!! Un abrazo grande, Hermano Poeta!!!!


Avanti!!!!


Besos y cariños!!!!