Acaso…
Acaso, tu pie fuera una endiablada cerca
donde la noche no contiene tus pupilas:
acaso: Sol de teas, comandante, tú me enfilas
tras los senderos de tus alas, en la alberca,
ó en los silencios que preparas, en tu risa
Algo, algo será lo que destilas, Princesa:
no sé aún si no será de tu belleza
ó los caminos que tú puedas, si imprecisa,
Las andadas de tu pueblo, de mi arte
confinar con tu dulzura más que al verte,
sin latidos, ó propuestas delirantes
anidar en tu suspiro, solamente, sin mi voz
acongojada la mirada en tus senos andantes:
sin la fïebre que con tu más irisada, atroz
pasión desenvuelta en aguas bellas,
riegas el coturno, ó el destino de gamellas…
Ó sólo nieve, sin tu océano en la bruma,
acicalada la centella, y oportuna
en el ladrido de un perro, ó la laguna
ó de los cielos, ó de un cerro, ó de un puma…
Desde el momento, que trabaja tu sonrisa,
lejano, intentas no robar la valentía
de una niña, que aún dibuja, entrante el día
con la belleza de tu sombra, y de tu brisa…
Y si el silencio puede más que mi agonía,
encandilar de la luna, así alïada,
en el desvelo de tu Arte, enamorada:
buscas el cabello de la sombra más bravía
para sentir cercano, el vuelo, vida mía.
Pero no el Cielo; aún no conoce tu destello,
tapizando de barniz eterno, todavía
aquél sudor, del alba en tu Cabello…
Y puede ser que los astros sean constantes
y que las ruinas devotas de las Artes,
sueñen ó devanen albedrío. Pero tus instantes,
no son de nieve: son los dones que me impartes
para Volar, volar, Volar sobre la cuenca,
que la distancia más sombría no reseca,
hasta la sombra de aquél árbol, que en la greca
prisión que evade tu sonrisa, aún me apenca,
Con un constante brío encandilado: ó hilarante
gallo, que busca en tu diamante,
aquel loor tan adusto en tu belleza,
que siembra al regalón, y tu suspiro besa…
Arte de la noche, es ser contigo estrella:
ó tarda efusión de tu silencio,
con que el abrigo de la luz más bella,
sostiene el manto, ruiseñor del alba, enuncio…
Y si contigo el arte me buscara, con tu huella,
Ooh, por mi amor! Nos uniera aquélla…
Acaso, tu pie fuera una endiablada cerca
donde la noche no contiene tus pupilas:
acaso: Sol de teas, comandante, tú me enfilas
tras los senderos de tus alas, en la alberca,
ó en los silencios que preparas, en tu risa
Algo, algo será lo que destilas, Princesa:
no sé aún si no será de tu belleza
ó los caminos que tú puedas, si imprecisa,
Las andadas de tu pueblo, de mi arte
confinar con tu dulzura más que al verte,
sin latidos, ó propuestas delirantes
anidar en tu suspiro, solamente, sin mi voz
acongojada la mirada en tus senos andantes:
sin la fïebre que con tu más irisada, atroz
pasión desenvuelta en aguas bellas,
riegas el coturno, ó el destino de gamellas…
Ó sólo nieve, sin tu océano en la bruma,
acicalada la centella, y oportuna
en el ladrido de un perro, ó la laguna
ó de los cielos, ó de un cerro, ó de un puma…
Desde el momento, que trabaja tu sonrisa,
lejano, intentas no robar la valentía
de una niña, que aún dibuja, entrante el día
con la belleza de tu sombra, y de tu brisa…
Y si el silencio puede más que mi agonía,
encandilar de la luna, así alïada,
en el desvelo de tu Arte, enamorada:
buscas el cabello de la sombra más bravía
para sentir cercano, el vuelo, vida mía.
Pero no el Cielo; aún no conoce tu destello,
tapizando de barniz eterno, todavía
aquél sudor, del alba en tu Cabello…
Y puede ser que los astros sean constantes
y que las ruinas devotas de las Artes,
sueñen ó devanen albedrío. Pero tus instantes,
no son de nieve: son los dones que me impartes
para Volar, volar, Volar sobre la cuenca,
que la distancia más sombría no reseca,
hasta la sombra de aquél árbol, que en la greca
prisión que evade tu sonrisa, aún me apenca,
Con un constante brío encandilado: ó hilarante
gallo, que busca en tu diamante,
aquel loor tan adusto en tu belleza,
que siembra al regalón, y tu suspiro besa…
Arte de la noche, es ser contigo estrella:
ó tarda efusión de tu silencio,
con que el abrigo de la luz más bella,
sostiene el manto, ruiseñor del alba, enuncio…
Y si contigo el arte me buscara, con tu huella,
Ooh, por mi amor! Nos uniera aquélla…
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