Beso de plata

Poesía para vos, Meybel

Beso de plata

Luego de atar la sombría procacidad de tu Verano,
ante la luna que disconforme alzó tu gracia,
en el empello de sanar tu lumbre en mi desgracia
jocoso y dulce, amplía mi voz sobre tu mano
aquélla nueva voz, que imparte sol en oro
con la constancia ciega de mi bálsamo canoro
sobre el destello ruin de mi madeja sostenida
al coro álgido de miel sobre tu huida…

Y es que en el beso de plata que engavilla labios de oro
sobre el desván de mi epopeya, junto al viento,
anida un pájaro de luz, donde te adoro
a ser mi bálsamo de sol, fuego sediento…
Muda mi ángel, si la noche desvaría
aquélla luna hostil, que brava incierta mi agonía
sobre pelea de mi faro con la niebla,
ó de tus flores, tu perfume me despuebla…

Ágata de miel, de mí entrevera los azores,
que puebla el habla de tu sombra en mis albores
sobre la tea desmesura único aliento,
de ser sólo mi voz, que el mar procura, sediento…
Abierto en sesgo, en ágata dormida,
vuela mi velamen en tu sombra
donde la voz de tu madera bella asombra
y corcovea de mi luz, de mi partida…

Al sólo ébano de sol, desnudo aroma
pesa sobre miel, la luna enseña
gentil cabello de tu sombra, alagueña
por sobre el manto de mi sombra de paloma…
Ensenada de mi luna, en voz tan frágil
como el rodete de las sombras, verbo mástil,
sobre el sendero de mí arroba, extasïado
la luna empella en mí su plata, enamorado…

Mi voz acunan en tu sombra ojos felices,
que se apoderan de tu luz, mi canto cierto
sobre el desgano de mi sombra, descubierto
mi ojo no endulza de la fiebre, no me erices…
Tu voz es cruenta agonía de mi luna,
sobre palabra enajenada, sombra diera
la alicaída rosa que muriera
para besar tu sombra, noche pruna…

De mi destello, no fue mi sombra desterrada,
de tu cabello, cual madeja enamorada,
a sombra ruin de mi debacle, perfumada
la sombra hiriera mi poesía encarcelada…
Besan mis labios, tus cabellos, me trastoca
ó mi destello, en el perfume de tu boca,
tan solo lirio de mi Náyade florida
en mi perfume de amor, tu rosa es Vida…

Besa un sano licor, en mí enmudece,
la sombra de mi amor, que en ti perece…