Tentativa de amor
Tentativa de amor, caliginosa, afable
se prodiga la belleza, de tu semblante claro,
y la esperanza en mi sostén no fuera amable
cuando entona la belleza de tu semblante raro…
Y hostiga mi miel caliginoso cedro ameno
la constancia del centeno, que la bruma nacarada
hace acopio de la nieve, donde la tea desmembrada
hace nieve de tu claustro, y se hermana de tu treno…
Aleve voz en el empeño, de tu forma más letrada,
hace acopio de las fauces de mi voz enamorada
y en tu llano espera oírme, con tu canto, voz hallada
de tu canto donde empaña, la distancia inmaculada…
Enferma de loores, y de voz en la sapiencia
mi coturno se abre paso en el proscenio de la ausencia,
y se resta tu jolgorio, como presta mi hidalguía
sostener tu caro roce con tu voz y la voz mía…
Hidalguía necesaria, empañada de loor
sobre el vuelo de la infancia, de tu ruina y de tu flor,
sobre el alba sempiterna, que gallarda toma un velo
sobre el alba de tu freno, y el albor de tu pañuelo…
Golondrina de voz frágil, hace endecha mi pasado
sobre el alba, enamorado, de la luz, enamorado
sobre sombra donde atañe tu figura
y rescata de tu centro, la perdida fornitura…
Encrespada de luciérnagas haces tacto de la noche
donde brama mi ironía cabalgando con derroche
el festín mi mano endulza con acopio de verdades
enlazadas de conjuros y de llanas libertades…
Sobre vuelo no hace canto, la maniobra entrelazada
de mi voz en tanto hallada, la cortina de su adentro,
donde cabe su epicentro, la mirada vulnerada
de su clave tan marmórea, como luz, entrelazada…
Y hasta veo en tu memoria, el rocoso transeúnte
adueñándose del monte, donde llama mi hidalguía
y en su freno, alicaída, tan de voz llama a la frágil
sobre endecha entrelazada de mi sombra de cantil…
Y hace cierta tu mirada, aquél rocoso alarde
sobre náyade que impera, sobre sombra vulnerable
que el ardor de mi promesa, talla con vista desëable,
la canción que te hizo mella, sobre sombra que arde…
Así, ciego, no es de roble, mi horizonte trajinado,
cabe amar la estrella afable de mi manto vulnerado…
Tentativa de amor, caliginosa, afable
se prodiga la belleza, de tu semblante claro,
y la esperanza en mi sostén no fuera amable
cuando entona la belleza de tu semblante raro…
Y hostiga mi miel caliginoso cedro ameno
la constancia del centeno, que la bruma nacarada
hace acopio de la nieve, donde la tea desmembrada
hace nieve de tu claustro, y se hermana de tu treno…
Aleve voz en el empeño, de tu forma más letrada,
hace acopio de las fauces de mi voz enamorada
y en tu llano espera oírme, con tu canto, voz hallada
de tu canto donde empaña, la distancia inmaculada…
Enferma de loores, y de voz en la sapiencia
mi coturno se abre paso en el proscenio de la ausencia,
y se resta tu jolgorio, como presta mi hidalguía
sostener tu caro roce con tu voz y la voz mía…
Hidalguía necesaria, empañada de loor
sobre el vuelo de la infancia, de tu ruina y de tu flor,
sobre el alba sempiterna, que gallarda toma un velo
sobre el alba de tu freno, y el albor de tu pañuelo…
Golondrina de voz frágil, hace endecha mi pasado
sobre el alba, enamorado, de la luz, enamorado
sobre sombra donde atañe tu figura
y rescata de tu centro, la perdida fornitura…
Encrespada de luciérnagas haces tacto de la noche
donde brama mi ironía cabalgando con derroche
el festín mi mano endulza con acopio de verdades
enlazadas de conjuros y de llanas libertades…
Sobre vuelo no hace canto, la maniobra entrelazada
de mi voz en tanto hallada, la cortina de su adentro,
donde cabe su epicentro, la mirada vulnerada
de su clave tan marmórea, como luz, entrelazada…
Y hasta veo en tu memoria, el rocoso transeúnte
adueñándose del monte, donde llama mi hidalguía
y en su freno, alicaída, tan de voz llama a la frágil
sobre endecha entrelazada de mi sombra de cantil…
Y hace cierta tu mirada, aquél rocoso alarde
sobre náyade que impera, sobre sombra vulnerable
que el ardor de mi promesa, talla con vista desëable,
la canción que te hizo mella, sobre sombra que arde…
Así, ciego, no es de roble, mi horizonte trajinado,
cabe amar la estrella afable de mi manto vulnerado…
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