Oigo la mesura cristalina, que fuera de sí misma
no contrae del solo aliento la vertiente,
por donde blasona la pena que responde tu presente
y ambigua, en su goce espera y no se abisma…
Aleve calla, y es voz todo su grito
que exótico e imparcial abruma desde el rito,
besando sus murallas que el aliento incide,
galopando las mareas que las aguas pide…
Pavón que no separa, y englosa y es venablo,
suplicio del tenor apetito que es anzuelo
la simiente que en los peces demoran en el suelo
de los mares que hacen son y discordia mi vocablo…
Herrumbra el hierro de los cánones que anoche,
sobre lava y ya perpetuo manto endeble, casi vïentre
pausada no se adentre, piedra a piedra luche
conglomerado de tifón en el valle que se encuentre…
Desïerta arquitectura de tu voz y tu suspiro
anidándose en la fragua que se amolda a tu racimo,
por el hecho de tenerte y surgir cual un zafiro
de las sombras de la luz, maleable, rimo…
Bermejo y rüin, el óxido se nubla
al descubierto mi fortuna envuelve mi bandera:
y en un suspiro mi veraz quimera
es faro y ya deslumbre alcuza que se puebla…
Oído que no mora, y no silba, ya diamante
su perfume en el instante de su aldaba en movimiento,
tenaz oreja que reclama su sustento,
en la flora nacarada del crepúsculo brillante…
Diurna sanción que explora, rutilante
la batalla del esbirro callejón, aurora,
que su süeño no aminora por la causa desafiante,
de su luz hecha de espada legítima, Señora…
Legión que separada de la noche en su virtud,
explora su terreno, y su flor enamorada
en el ósculo que asienta ya su bien, su bienamada
sömbra, que tremola robándole a la aurora senectud…
Altiva y reclinada, sobre füentes, sobre vida
la canción sostenida de su bruma, equidistante
que persüade la movida de su flor arremetida
contra enhiesta figura ciega y ya diamante…
Ausencia, que en la voz es dócil goce, preparada
para verter de la luna su racimo, enamorada
natalicia con desdén a su sien canto desëara
Solimán que rojo y claro hace dócil te besara…
Acecho, de su flor cadencia murmurada
que flota y es cadencia, y es rocín que vuelve quedo
errante, níveo, solitario, apresurada
la substancia de mi voz que a mi amor cedo…
Caballo que sin ti, su herraje desventura,
aproximado así a mi sien, por el camino se aventura…
no contrae del solo aliento la vertiente,
por donde blasona la pena que responde tu presente
y ambigua, en su goce espera y no se abisma…
Aleve calla, y es voz todo su grito
que exótico e imparcial abruma desde el rito,
besando sus murallas que el aliento incide,
galopando las mareas que las aguas pide…
Pavón que no separa, y englosa y es venablo,
suplicio del tenor apetito que es anzuelo
la simiente que en los peces demoran en el suelo
de los mares que hacen son y discordia mi vocablo…
Herrumbra el hierro de los cánones que anoche,
sobre lava y ya perpetuo manto endeble, casi vïentre
pausada no se adentre, piedra a piedra luche
conglomerado de tifón en el valle que se encuentre…
Desïerta arquitectura de tu voz y tu suspiro
anidándose en la fragua que se amolda a tu racimo,
por el hecho de tenerte y surgir cual un zafiro
de las sombras de la luz, maleable, rimo…
Bermejo y rüin, el óxido se nubla
al descubierto mi fortuna envuelve mi bandera:
y en un suspiro mi veraz quimera
es faro y ya deslumbre alcuza que se puebla…
Oído que no mora, y no silba, ya diamante
su perfume en el instante de su aldaba en movimiento,
tenaz oreja que reclama su sustento,
en la flora nacarada del crepúsculo brillante…
Diurna sanción que explora, rutilante
la batalla del esbirro callejón, aurora,
que su süeño no aminora por la causa desafiante,
de su luz hecha de espada legítima, Señora…
Legión que separada de la noche en su virtud,
explora su terreno, y su flor enamorada
en el ósculo que asienta ya su bien, su bienamada
sömbra, que tremola robándole a la aurora senectud…
Altiva y reclinada, sobre füentes, sobre vida
la canción sostenida de su bruma, equidistante
que persüade la movida de su flor arremetida
contra enhiesta figura ciega y ya diamante…
Ausencia, que en la voz es dócil goce, preparada
para verter de la luna su racimo, enamorada
natalicia con desdén a su sien canto desëara
Solimán que rojo y claro hace dócil te besara…
Acecho, de su flor cadencia murmurada
que flota y es cadencia, y es rocín que vuelve quedo
errante, níveo, solitario, apresurada
la substancia de mi voz que a mi amor cedo…
Caballo que sin ti, su herraje desventura,
aproximado así a mi sien, por el camino se aventura…
Última edición por caminandobajolalluvia el Sáb Nov 30, 2013 6:43 am, editado 3 veces
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