Canto amarillo
Quiero gente que se atreva a decir cosas,
que se ame por las calles sin que importe,
que mueva a un nuevo sitio su conciencia
y que crea firmemente en la esperanza,
quiero gente que no mire como estatua
de sal hacia el pasado o al futuro,
que aquí, tan sólo aquí, diga yo puedo
y empiece a titilar mejor que estrella.
Quiero gente de colores, de miradas,
de palabras, de pieles, de contactos,
de gente en las ideas, en el pecho,
entre los huesos, en las alas, en el sueño
y en el noble corazón que ame a su gente.
Su gente por supuesto somos todos,
blancos, negros, amarillos y celestes,
terrestres, marginales, esteparios,
marítimos, monteses, provincianos
y aldeanos del amor que nos sustrajo
de la nada, de la muerte, de la pena.
No quiero más dolor en las iglesias,
ni menos injusticias en palacio,
no quiero que se enseñe a hacernos viejos
sin nada que esperar de hacernos hombres,
no quiero ser mejor por sexo o raza,
no quiero ser igual a quien difiere,
tan sólo ser distintos me parece
el mejor punto a la hora del encuentro,
del diálogo, del gusto, del hallazgo
con todos los que vengan por las calles.
Hay sitio para todos en la esfera,
hay agua para todos en los mares
y estrellas, hay estrellas por millones
para que cada cual crea en la suya y se levante.
No quiero gente triste en las noticias,
menos en las anónimas vitrinas,
menos en el oscuro y silencioso
rincón de aquellas casas que habitamos,
vamos de fiesta, dice el viento por las noches,
vamos de copas, dice el mar haciendo un brindis,
que no se quede nadie sin un trago,
sin sonrisas, sin piano, sin manzanas,
a quién le va a servir que todos lloren,
que algunos nos opriman, que otros recen
y que la mayoría baje el ceño
por no tomar lugar en la embestida?
Vayamos pues a hablar con las estrellas,
con el gerente, con el guardia, con el papa,
que sepan que no están para que aplaudamos,
sino para cumplir con aquel pacto con nosotros,
con nuestros sueños, nuestras vidas, nuestras manos,
si no lo entienden les leeremos la cartilla,
pues ya no vamos a esperar que el cielo se abra,
somos aquellos que diremos cosas, el resto
nos va a oír y nosotros a la gente,
que hablemos todos ha de dar lugar al canto.
No más palabras muertas en los labios,
la vida nace aquí, la eternidad es nuestro idioma.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
07 05 13
Quiero gente que se atreva a decir cosas,
que se ame por las calles sin que importe,
que mueva a un nuevo sitio su conciencia
y que crea firmemente en la esperanza,
quiero gente que no mire como estatua
de sal hacia el pasado o al futuro,
que aquí, tan sólo aquí, diga yo puedo
y empiece a titilar mejor que estrella.
Quiero gente de colores, de miradas,
de palabras, de pieles, de contactos,
de gente en las ideas, en el pecho,
entre los huesos, en las alas, en el sueño
y en el noble corazón que ame a su gente.
Su gente por supuesto somos todos,
blancos, negros, amarillos y celestes,
terrestres, marginales, esteparios,
marítimos, monteses, provincianos
y aldeanos del amor que nos sustrajo
de la nada, de la muerte, de la pena.
No quiero más dolor en las iglesias,
ni menos injusticias en palacio,
no quiero que se enseñe a hacernos viejos
sin nada que esperar de hacernos hombres,
no quiero ser mejor por sexo o raza,
no quiero ser igual a quien difiere,
tan sólo ser distintos me parece
el mejor punto a la hora del encuentro,
del diálogo, del gusto, del hallazgo
con todos los que vengan por las calles.
Hay sitio para todos en la esfera,
hay agua para todos en los mares
y estrellas, hay estrellas por millones
para que cada cual crea en la suya y se levante.
No quiero gente triste en las noticias,
menos en las anónimas vitrinas,
menos en el oscuro y silencioso
rincón de aquellas casas que habitamos,
vamos de fiesta, dice el viento por las noches,
vamos de copas, dice el mar haciendo un brindis,
que no se quede nadie sin un trago,
sin sonrisas, sin piano, sin manzanas,
a quién le va a servir que todos lloren,
que algunos nos opriman, que otros recen
y que la mayoría baje el ceño
por no tomar lugar en la embestida?
Vayamos pues a hablar con las estrellas,
con el gerente, con el guardia, con el papa,
que sepan que no están para que aplaudamos,
sino para cumplir con aquel pacto con nosotros,
con nuestros sueños, nuestras vidas, nuestras manos,
si no lo entienden les leeremos la cartilla,
pues ya no vamos a esperar que el cielo se abra,
somos aquellos que diremos cosas, el resto
nos va a oír y nosotros a la gente,
que hablemos todos ha de dar lugar al canto.
No más palabras muertas en los labios,
la vida nace aquí, la eternidad es nuestro idioma.
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07 05 13
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