EL AMARILLO-GALLO FINO Y SUS ANDANZAS
En un poblado llamado Estación 14, de San Luis Potosí., Edo. de México allá por los años de 1920.
Vivió un pequeño niño, le llamaban por varios apodos como el pálido, descolorido, apanizado,
el sotaco, entre los más nombrados
"el amarillo" aunque más adelante le nombrarán gallo patas verdes,
o gallo fino, calzaba huaraches de correas de cuero y sombrero de paja.
Una fresca mañana cuando se dirijía rumbo a la escuela, de repente sus ojitos se iluminaron exclamando:
¡Ah... el abuelo a caballo!..
soltando de sus manitas un cuadernito y lápiz para correr más libre dejando atrás
un huarachito,
el abuelo tan presto le extendió su brazo para treparlo en ancas del animal, olvidando el pequeño su destino, la escuela.
Dirigiéndose rumbo a la serranía donde el abuelo vivía alejado del pueblo dedicándose
a la recolección de guayule, y a la crianza de gallos de combate pues de negociar, aún más provechoso.
El pequeño le gustaba vivir con su abuelo porque el le enseñaba juegos de azar, como la baraja, los dados, y el dominó.
También le enseñaba como contar el dinero, era bueno con los números pero sus amigos
que sí asistían a la escuela ya sabían deletrear y escribir por eso a él le llamaban sotaco que significa falto de inteligencia., pero al pequeño eso no le importaba.
Cuando llegaba la temporada de las ferias a los pueblos cercanos, por lo tanto también los palenques con las apuestas de gallos,
-El abuelo le decía al pequeño:
¿cuál gallo quiere pá que gane mijo?..
-El pequeño amarillo contestaba: el girito de colores.
Decía brillándole sus ojitos como tal resplandor de vidrío al sol.
Pequeño que se escabullía entre la gente mayor, admiraba los gallitos bravos de pelea en el ruedo.
El abuelo ponía la apuesta del pequeño, ganando en cada partido, así llenaba su morralito de billetes que se amarraba con un mecatito a su cinto., para luego repartir una parte con las viejecitas de su pueblo que le besaban sus manitas y le bendecían santiguandolo, otra parte la enterraba en el monte y ponía alguna piedra que escogía por señal, cuando el abuelo no se encontraba de ahí agarraba para comprar pan, queso, leche y carne pues él de pequeño empezó a saber cocinar con su abuelo.
Cierto día el pequeño amarillo bajo a visitar a su madre, que al verle con ternura le abrazó y le besó la sien.
Por lo tanto el pequeño en silencio la observaba, cuando entonces la madre le preguntó:
-¿hijo ya sabe leer?
el pequeño respondío muy tranquilo. Sí madre.
y ella le mostró una imagen con cuatro osos,
con pequeñas letras.
-¿hijo leame que dice aquí?
el pequeño sin titubear:
aquí dice papá oso, mamá osa, hermano oso, hermana osa.
Lo deletreó pausadamente como si lo leyera, tal como había escuchado deletrear a sus amigos cuando leían, deslizaba detenidamente su dedito índice por las palabras, que nunca leyó, sólo imaginó., y así salió de apuro
pues su madre tampoco sabía leer.
La madre le dijo, siga así para que salga adelante.
El amarillo en su pensar, ¿adelante de quién?.. si no vino mi abuelo.
Una tarde de domingo junto a la plaza del pueblo, se encontraban unos hombres ya mayores, fornidos, mal encarados, jugando a las cartas, el chiquillo aproximándose a ellos lo dejaron jugar, pues traía la apuesta, ganador muy vivaz pequeño que nunca sonreía ni por ganar.
Uno de esos hombres enojado por perder, lo corrió a punta de pistola y tan fugaz como un rayo se alejó despavorido, pero con su morralito lleno, que compartió luego en el camino, con un campesino de rostro cansado, pies cuarteados y manos agrietadas, mientras veía al pequeño dándole el dinero se le escapó una lágrima, alzo su mano a la altura de de su hombro quizás bendiciéndole.
EL amarillo era feliz a su modo, en un mundo donde la infancia le pasaba tan aprisa, como pasa el día hacer la noche.
Pasaron unos cuantos años aún siendo menor de edad, el abuelo pasó a mejor vida, y el amarillo junto con algunos de sus primos se fueron de ilegales por aventura y en busca de prosperidad, cruzando por el Río Bravo en pequeñas balsas, en el trayecto uno de sus primos no corrió con suerte.
Fué muerto a balazos por la migra de los E.U.A. cayendo al agua ya sin vida, ellos sigueron adelante con su camino con el alma destrozada por tan grande pesar.
Llegaron a Denver Colorado, él amarillo se desempeñó como jornalero, cocinero, niñero, en embotadoras, en el ramo de la construcción,
por mencionar algunos , en su tiempo libre lo dedicaba a la diversión en los juegos de azar entre apostadores cubanos, negros y gringos,
el cual el amarillo era siempre el ganador.
Era muy consentido por las hijas de un patrón, pues a ellas les encantaba el buen parecido del ya muchacho, el amarillo, alto, guapo, bien
dotado, excelente trabajador y éstas damitas fueron quienes le enseñaron a leer, a escribir y hablar el idioma inglés que lo dominó muy bien,
porque ahora si deseaba aprender porque él quería escribir cartas a sus familiares para que supieran de él y mandarles los dólares, el pastor de la Iglesia del lugar donde vivía le hacía el favor de enviarles las cartas a sus familiares y así fué que le escribía a su tía como si fuera su hijo, le hacía mención que se encontraba bien., ella nunca supo la verdad de su muerte, ella por el tiempo de vida que tuvo, vivió tranquila sólo recibiendo buenas noticias de su "hijo"., nunca supo que el que le escribía y mandaba el dinero era su sobrino el amarillo.
Y por fin el amarillo en vez de poner su huella en la ficha de pago, logró poner su firma que era su nombre completo, fué muy amigo de su jefe un señor muy culto que le prestaba sus libros para leer, y él se daba tiempo para entregarlos lo más pronto posible y así le prestara más, tanto tiempo perdido, se bebía los libros., muy querido por tal familia que le abrieron las puertas de su hogar y lo amaron como un hijo, siendo que aquel hombre, tenía 4 hijas y ningún varón.
Le ayudó a obtener su pasaporte americano para que volviera a su país y regresara nuevamente sin ningún riesgo.
El amarillo era luego el traductor que ayudaba a sus amigos, también era querido entre las damas de la Iglesia a la que asistía con tal familia, como también querido por las damas de algunos bares, aunque nunca bebió licor alguno, ni tuvo ningún vicio nocivo a su salud., sí bebió los placeres de muchas mujeres solteritas, unas cuántas casaditas todas ellas muy bonitas.
Entre tanto el viajaba cada vez más adentradose a la unión americana., vivió en Denver, Dakota del Sur, Wisconsin, Missuri, Tenesse, Arkenson, Florida hasta llegar a Toronto en Canadá., muy enamorado dejaba siempre los puertos abiertos en cada corazón donde le amaban las mujeres, pues tenía un no se qué, en esos ojos dulces, ojos suaves, ojos de encanto, con su esencia salvaje y de extraña finura, así vivía primaveras de amontones, plantíos de pasiones, hijos por do quier.
Conoció a los cheyenes un pueblo indígena americano, de idioma inglés, lengua siux, ahí vivío en las montañas del oeste de Dakota del Sur, pues se enamoró de Estrella Luz, su más bello amor, ella figura de diosa, alta, piel radiante, mejillas sonrosadas, pequeños pies suaves y tersos, voz tierna, corazón tan grande como un oso, y mirada de águila, su cabellera larga de noche espesa, llevando consigo esencia de flores silvestres,
toda ella era hermosa.
El jefe de la tribu cheyene le dió al amarillo un nombre nuevo, le llamó gallo patas verdes, y en su honor un regalo "un gallo" Hatch de buena casta patas verdes, de alas retintas de color verdoso tornasol, de espalda y lomos anchos y fuertes, que fué incubado en estiercol,
creencia legendaria para que naciera dotado de armas naturales para derrotar indiscriminadamente a sus oponentes, fué cimiento para la formación de nuevas estirpes, pues la vida que tuvo éste gallo fué de 10 años., haciendo nuevas cruces de éste animal.
Por otra parte el amarillo ahora era llamado el gallo fino, pues debido a las razas de gallos que tenía como los Albany,Hatch, Radio, Kelso, españoles, cubanos, etc. excelentes en piso y giro.
Castas apreciadas por sus criadores y admiradores de este linaje de gallos de combate, pues lo asocian desde tiempos inmemorables con la virtud humana del "coraje
y valentía" de vencer a su oponente, animales con herencia de carácter jerarquico resistente que ataca con fiereza y no se rehusan al combate porque no tienen otra opción.
De ser lo contrario se les sacrifica con toda su línea de sangre.
Al amarillo, gallo fino la vida le sonreía en el azar y en los amores, pero siempre hacía nuevos vuelos, era tan libre y liberal como lo es el viento.
Pero siempre volviendo a las montañas al lado de Estrella Luz su amada.
Estrella Luz a su amado gallo patas verdes (el amarillo)
Aprendí a respirar
en tu aliento
que me hizo comprender
el canto del desierto
desierto lejano
que se viste de estrellas
y lluvías saladas
aprendí a volar
en tus brazos
como libélulas
de mi pecho
que por tu alma brotan
sin hablar sin decirme
"un te quiero"
y así te vás... y así regresas secamente
sin hablar sin decirme
"un te quiero"
te alejas nuevamente
con el viento tranquilo
sin decirme un adiós
sin decirme...
"un te quiero".
Qué lástima, cuando la verdad lastima.
contestación del gallo fino (el amarillo) a su amada Estrella Luz
Nunca he dicho quererte,
porque te lo digo en mi mudo silencio
que con el destello de mis ojos
brillan los te quiero
nunca lo oirás de mis labios
"un te quiero"
porque al contemplarte
tiembla todo mi ser
diciendo...
"Cuánto te deseo"
nunca... nunca...
¡Diré quererte!
porque cuando te lo diga partiré de nuevo.
Cuando alguien le decía amarle al amarillo el jamás volvía, no quería amarrarse a un lugar, o alguien aunque le amara.
Estrella Luz vivió preguntando al viento:
"Viento que vas desgarrando nubes"
y vas mojando copiosamente mi alma
al recordarle...
El gallo fino, el amarillo se quedó por fin en México con sus raíces, instaló un bar-billar, y acondicionó un gimnasio,
para entrenamiento de boxeo, para todos los niveles del box, ahí también le buscaban las mujeres, más nunca olvidó su amada
Estrella Luz.
Hasta ya grande el gallo fino por fin " sentó cabeza" formó una bella familia, tuvo una vida longeva saludable hasta casi alcanzar los 90 años.
Vivió respetado por los amantes de los gallos, le seguían por su experiencia y buena suerte, antes de morir lo visitó en un sueño su amada Estrella Luz su grande amor, y otro día en un sueño aún más profundo ella se lo llevó.
El día en que sus familiares y amigos velaban su cuerpo, asistieron algunas damas misteriosas, que en su féretro derramaban
lágrimas en silencio.
Autor: Rosa Adela Martínez García
Saltillo, Coah., México.
En un poblado llamado Estación 14, de San Luis Potosí., Edo. de México allá por los años de 1920.
Vivió un pequeño niño, le llamaban por varios apodos como el pálido, descolorido, apanizado,
el sotaco, entre los más nombrados
"el amarillo" aunque más adelante le nombrarán gallo patas verdes,
o gallo fino, calzaba huaraches de correas de cuero y sombrero de paja.
Una fresca mañana cuando se dirijía rumbo a la escuela, de repente sus ojitos se iluminaron exclamando:
¡Ah... el abuelo a caballo!..
soltando de sus manitas un cuadernito y lápiz para correr más libre dejando atrás
un huarachito,
el abuelo tan presto le extendió su brazo para treparlo en ancas del animal, olvidando el pequeño su destino, la escuela.
Dirigiéndose rumbo a la serranía donde el abuelo vivía alejado del pueblo dedicándose
a la recolección de guayule, y a la crianza de gallos de combate pues de negociar, aún más provechoso.
El pequeño le gustaba vivir con su abuelo porque el le enseñaba juegos de azar, como la baraja, los dados, y el dominó.
También le enseñaba como contar el dinero, era bueno con los números pero sus amigos
que sí asistían a la escuela ya sabían deletrear y escribir por eso a él le llamaban sotaco que significa falto de inteligencia., pero al pequeño eso no le importaba.
Cuando llegaba la temporada de las ferias a los pueblos cercanos, por lo tanto también los palenques con las apuestas de gallos,
-El abuelo le decía al pequeño:
¿cuál gallo quiere pá que gane mijo?..
-El pequeño amarillo contestaba: el girito de colores.
Decía brillándole sus ojitos como tal resplandor de vidrío al sol.
Pequeño que se escabullía entre la gente mayor, admiraba los gallitos bravos de pelea en el ruedo.
El abuelo ponía la apuesta del pequeño, ganando en cada partido, así llenaba su morralito de billetes que se amarraba con un mecatito a su cinto., para luego repartir una parte con las viejecitas de su pueblo que le besaban sus manitas y le bendecían santiguandolo, otra parte la enterraba en el monte y ponía alguna piedra que escogía por señal, cuando el abuelo no se encontraba de ahí agarraba para comprar pan, queso, leche y carne pues él de pequeño empezó a saber cocinar con su abuelo.
Cierto día el pequeño amarillo bajo a visitar a su madre, que al verle con ternura le abrazó y le besó la sien.
Por lo tanto el pequeño en silencio la observaba, cuando entonces la madre le preguntó:
-¿hijo ya sabe leer?
el pequeño respondío muy tranquilo. Sí madre.
y ella le mostró una imagen con cuatro osos,
con pequeñas letras.
-¿hijo leame que dice aquí?
el pequeño sin titubear:
aquí dice papá oso, mamá osa, hermano oso, hermana osa.
Lo deletreó pausadamente como si lo leyera, tal como había escuchado deletrear a sus amigos cuando leían, deslizaba detenidamente su dedito índice por las palabras, que nunca leyó, sólo imaginó., y así salió de apuro
pues su madre tampoco sabía leer.
La madre le dijo, siga así para que salga adelante.
El amarillo en su pensar, ¿adelante de quién?.. si no vino mi abuelo.
Una tarde de domingo junto a la plaza del pueblo, se encontraban unos hombres ya mayores, fornidos, mal encarados, jugando a las cartas, el chiquillo aproximándose a ellos lo dejaron jugar, pues traía la apuesta, ganador muy vivaz pequeño que nunca sonreía ni por ganar.
Uno de esos hombres enojado por perder, lo corrió a punta de pistola y tan fugaz como un rayo se alejó despavorido, pero con su morralito lleno, que compartió luego en el camino, con un campesino de rostro cansado, pies cuarteados y manos agrietadas, mientras veía al pequeño dándole el dinero se le escapó una lágrima, alzo su mano a la altura de de su hombro quizás bendiciéndole.
EL amarillo era feliz a su modo, en un mundo donde la infancia le pasaba tan aprisa, como pasa el día hacer la noche.
Pasaron unos cuantos años aún siendo menor de edad, el abuelo pasó a mejor vida, y el amarillo junto con algunos de sus primos se fueron de ilegales por aventura y en busca de prosperidad, cruzando por el Río Bravo en pequeñas balsas, en el trayecto uno de sus primos no corrió con suerte.
Fué muerto a balazos por la migra de los E.U.A. cayendo al agua ya sin vida, ellos sigueron adelante con su camino con el alma destrozada por tan grande pesar.
Llegaron a Denver Colorado, él amarillo se desempeñó como jornalero, cocinero, niñero, en embotadoras, en el ramo de la construcción,
por mencionar algunos , en su tiempo libre lo dedicaba a la diversión en los juegos de azar entre apostadores cubanos, negros y gringos,
el cual el amarillo era siempre el ganador.
Era muy consentido por las hijas de un patrón, pues a ellas les encantaba el buen parecido del ya muchacho, el amarillo, alto, guapo, bien
dotado, excelente trabajador y éstas damitas fueron quienes le enseñaron a leer, a escribir y hablar el idioma inglés que lo dominó muy bien,
porque ahora si deseaba aprender porque él quería escribir cartas a sus familiares para que supieran de él y mandarles los dólares, el pastor de la Iglesia del lugar donde vivía le hacía el favor de enviarles las cartas a sus familiares y así fué que le escribía a su tía como si fuera su hijo, le hacía mención que se encontraba bien., ella nunca supo la verdad de su muerte, ella por el tiempo de vida que tuvo, vivió tranquila sólo recibiendo buenas noticias de su "hijo"., nunca supo que el que le escribía y mandaba el dinero era su sobrino el amarillo.
Y por fin el amarillo en vez de poner su huella en la ficha de pago, logró poner su firma que era su nombre completo, fué muy amigo de su jefe un señor muy culto que le prestaba sus libros para leer, y él se daba tiempo para entregarlos lo más pronto posible y así le prestara más, tanto tiempo perdido, se bebía los libros., muy querido por tal familia que le abrieron las puertas de su hogar y lo amaron como un hijo, siendo que aquel hombre, tenía 4 hijas y ningún varón.
Le ayudó a obtener su pasaporte americano para que volviera a su país y regresara nuevamente sin ningún riesgo.
El amarillo era luego el traductor que ayudaba a sus amigos, también era querido entre las damas de la Iglesia a la que asistía con tal familia, como también querido por las damas de algunos bares, aunque nunca bebió licor alguno, ni tuvo ningún vicio nocivo a su salud., sí bebió los placeres de muchas mujeres solteritas, unas cuántas casaditas todas ellas muy bonitas.
Entre tanto el viajaba cada vez más adentradose a la unión americana., vivió en Denver, Dakota del Sur, Wisconsin, Missuri, Tenesse, Arkenson, Florida hasta llegar a Toronto en Canadá., muy enamorado dejaba siempre los puertos abiertos en cada corazón donde le amaban las mujeres, pues tenía un no se qué, en esos ojos dulces, ojos suaves, ojos de encanto, con su esencia salvaje y de extraña finura, así vivía primaveras de amontones, plantíos de pasiones, hijos por do quier.
Conoció a los cheyenes un pueblo indígena americano, de idioma inglés, lengua siux, ahí vivío en las montañas del oeste de Dakota del Sur, pues se enamoró de Estrella Luz, su más bello amor, ella figura de diosa, alta, piel radiante, mejillas sonrosadas, pequeños pies suaves y tersos, voz tierna, corazón tan grande como un oso, y mirada de águila, su cabellera larga de noche espesa, llevando consigo esencia de flores silvestres,
toda ella era hermosa.
El jefe de la tribu cheyene le dió al amarillo un nombre nuevo, le llamó gallo patas verdes, y en su honor un regalo "un gallo" Hatch de buena casta patas verdes, de alas retintas de color verdoso tornasol, de espalda y lomos anchos y fuertes, que fué incubado en estiercol,
creencia legendaria para que naciera dotado de armas naturales para derrotar indiscriminadamente a sus oponentes, fué cimiento para la formación de nuevas estirpes, pues la vida que tuvo éste gallo fué de 10 años., haciendo nuevas cruces de éste animal.
Por otra parte el amarillo ahora era llamado el gallo fino, pues debido a las razas de gallos que tenía como los Albany,Hatch, Radio, Kelso, españoles, cubanos, etc. excelentes en piso y giro.
Castas apreciadas por sus criadores y admiradores de este linaje de gallos de combate, pues lo asocian desde tiempos inmemorables con la virtud humana del "coraje
y valentía" de vencer a su oponente, animales con herencia de carácter jerarquico resistente que ataca con fiereza y no se rehusan al combate porque no tienen otra opción.
De ser lo contrario se les sacrifica con toda su línea de sangre.
Al amarillo, gallo fino la vida le sonreía en el azar y en los amores, pero siempre hacía nuevos vuelos, era tan libre y liberal como lo es el viento.
Pero siempre volviendo a las montañas al lado de Estrella Luz su amada.
Estrella Luz a su amado gallo patas verdes (el amarillo)
Aprendí a respirar
en tu aliento
que me hizo comprender
el canto del desierto
desierto lejano
que se viste de estrellas
y lluvías saladas
aprendí a volar
en tus brazos
como libélulas
de mi pecho
que por tu alma brotan
sin hablar sin decirme
"un te quiero"
y así te vás... y así regresas secamente
sin hablar sin decirme
"un te quiero"
te alejas nuevamente
con el viento tranquilo
sin decirme un adiós
sin decirme...
"un te quiero".
Qué lástima, cuando la verdad lastima.
contestación del gallo fino (el amarillo) a su amada Estrella Luz
Nunca he dicho quererte,
porque te lo digo en mi mudo silencio
que con el destello de mis ojos
brillan los te quiero
nunca lo oirás de mis labios
"un te quiero"
porque al contemplarte
tiembla todo mi ser
diciendo...
"Cuánto te deseo"
nunca... nunca...
¡Diré quererte!
porque cuando te lo diga partiré de nuevo.
Cuando alguien le decía amarle al amarillo el jamás volvía, no quería amarrarse a un lugar, o alguien aunque le amara.
Estrella Luz vivió preguntando al viento:
"Viento que vas desgarrando nubes"
y vas mojando copiosamente mi alma
al recordarle...
El gallo fino, el amarillo se quedó por fin en México con sus raíces, instaló un bar-billar, y acondicionó un gimnasio,
para entrenamiento de boxeo, para todos los niveles del box, ahí también le buscaban las mujeres, más nunca olvidó su amada
Estrella Luz.
Hasta ya grande el gallo fino por fin " sentó cabeza" formó una bella familia, tuvo una vida longeva saludable hasta casi alcanzar los 90 años.
Vivió respetado por los amantes de los gallos, le seguían por su experiencia y buena suerte, antes de morir lo visitó en un sueño su amada Estrella Luz su grande amor, y otro día en un sueño aún más profundo ella se lo llevó.
El día en que sus familiares y amigos velaban su cuerpo, asistieron algunas damas misteriosas, que en su féretro derramaban
lágrimas en silencio.
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