[b]Fragmento de El Profeta que vino del Polvo.
Recomiendo leer anteriores fragmentos, publicados en Café Poético.
XV
Habláis de transparencia; cuando en verdad,
estáis institucionalizando la
mentira.
¡Todos somos iguales ante la ley!
-se os llena la boca diciéndonos-
Y, si esto es así, entonces deberíais
explicarnos tantas cosas…
O acaso ¿Ya dais por sentado que los
medios de información, hoy a vuestro
servicio, ya han terminado su labor
de idiotizarnos…?
En verdad, ya son muy pocos los hombres
pensadores; pero todavía quedan
algunos.
Y son a estos pensadores a los que
nosotros predicamos el nuevo orden,
que vendrá, en un futuro cercano.
Es en su nombre, en el que os hago ahora
a vosotros; jerarcas, políticos
y altos cargos en las corporaciones
de nuestro mundo globalizado estas
incontestables preguntas:
¿Cómo es que no se os cae la cara de
vergüenza cuando comparáis vuestro
salario con el de un obrero…?
Y por mi parte añado:
¿Cómo es que no se os cae también por tantas
otras cosas…?
Mas, y por si esto supone un alivio
para vuestra iniquidad, sabed que las
víctimas de vuestra dolosa actitud
tampoco están exentas de culpa.
No obstante, os lo advierto; sabed que las
revoluciones no se han extinguido,
y cuando llegue la nuestra… Ese día
preferiríais estar muertos.
Recomiendo leer anteriores fragmentos, publicados en Café Poético.
XV
Habláis de transparencia; cuando en verdad,
estáis institucionalizando la
mentira.
¡Todos somos iguales ante la ley!
-se os llena la boca diciéndonos-
Y, si esto es así, entonces deberíais
explicarnos tantas cosas…
O acaso ¿Ya dais por sentado que los
medios de información, hoy a vuestro
servicio, ya han terminado su labor
de idiotizarnos…?
En verdad, ya son muy pocos los hombres
pensadores; pero todavía quedan
algunos.
Y son a estos pensadores a los que
nosotros predicamos el nuevo orden,
que vendrá, en un futuro cercano.
Es en su nombre, en el que os hago ahora
a vosotros; jerarcas, políticos
y altos cargos en las corporaciones
de nuestro mundo globalizado estas
incontestables preguntas:
¿Cómo es que no se os cae la cara de
vergüenza cuando comparáis vuestro
salario con el de un obrero…?
Y por mi parte añado:
¿Cómo es que no se os cae también por tantas
otras cosas…?
Mas, y por si esto supone un alivio
para vuestra iniquidad, sabed que las
víctimas de vuestra dolosa actitud
tampoco están exentas de culpa.
No obstante, os lo advierto; sabed que las
revoluciones no se han extinguido,
y cuando llegue la nuestra… Ese día
preferiríais estar muertos.
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