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por Oscar64 Vie Abr 27, 2012 10:53 amEl gran vecino
Cuando no hay nada en mis manos salvo mis diez dedos
y en mi boca apenas diez mil dientes apretados,
cuando ya no hay nada afuera excepto los torpedos
del vacío y la culpa, y están a mi apuntados.
Yo seguiré de pie, con mis rabias y mis miedos,
y me voy a absolvernos de todos los pecados,
el orgullo, la rabia, de un beso los denuedos
y en la noche de ayer los dos cuerpos olvidados.
En mi ciudad se exilian, borrachos, los aedos,
se casan las princesas en cinta y con malvados
y ofrecen los ministros sin culpa mil enredos.
Mas yo vendré desnudo, silente y sin soldados,
y habremos de inaugurar marchando a pasos quedos
las mágicas horas de vivir enamorados.
25 04 12
Cuando no hay nada en mis manos salvo mis diez dedos
y en mi boca apenas diez mil dientes apretados,
cuando ya no hay nada afuera excepto los torpedos
del vacío y la culpa, y están a mi apuntados.
Yo seguiré de pie, con mis rabias y mis miedos,
y me voy a absolvernos de todos los pecados,
el orgullo, la rabia, de un beso los denuedos
y en la noche de ayer los dos cuerpos olvidados.
En mi ciudad se exilian, borrachos, los aedos,
se casan las princesas en cinta y con malvados
y ofrecen los ministros sin culpa mil enredos.
Mas yo vendré desnudo, silente y sin soldados,
y habremos de inaugurar marchando a pasos quedos
las mágicas horas de vivir enamorados.
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