III
Gentil sosiego, bastaría una manzana
para ver tu dentadura, tu sonrisa
y al cabo de no verte, a toda prisa
el fresco manantial de tu persiana...
Preciosa estrella, robado al firmamento
el color de tu cabello,
y entre tus ojos la mirada es argumento
para blandir al océano más bello...
Tu rostro amaga, tu sonrisa se apresura
pero perdura,
como fiebre que padezco...
Y hasta el atardecer yo no perezco,
yendo detrás de tu vestidura
huyendo de mi sombra a tu pan fresco.
IV
Pergamino a mis pasos, he dibujado el mapa
de tu figura y reluciente oro de rosa,
y en el carmín que sostiene tu amorosa
faz que desde la mañana no escapa...
A tu sendero de ilusión y de sudor florido
mi alma te encontró como a un perfume la delicia
de mi siguiente caminar a tu caricia,
y el diamante hallé, en tu vestido.
No difusa, mi claro se apremió de tu sonrisa
y tus párpados fueron la mañana
y la mañana de tus ojos aún tu prisa.
Claroscuro, hasta mis flores se ruborizaron
con el caudal de belleza que tu voz robaron
y la distancia a tu belleza fue de Diana.
V
Aún escarmiento lo brillante y la sed de tu mirada
que me ha visto con luz enamorada
y jazmines han bebido tus pulmones
cuando el cielo desató mis ilusiones...
Aún se pierde mi paso en aquél tino
donde derrama el oro de la harina
la constancia de la luz, la brillantina
de un ocaso que perdura mi destino.
Amo tanto tu jovial melodía entre los sauces...
amo lo trivial, lo secundario
que plasmó aquél instante planetario...
Amo ésta búsqueda frenética, por tu sol, por tus luces
que flagelan mi descalza aridez,
amo el camino hacia tu desnudez!
VI
He vuelto del río y del desierto sol,
acobardan las llanuras el paraíso de tus ojos
y en su mirada el sentir sólo rastrojos
cuando aún no he vuelto a tu arrebol...
Plasmando tu contorno, el río me llevaba,
y hasta lo verde de las aguas el río era tus ojos,
y tu silencio nacería al arrebato del viento, tuyos
eran los cielos y el púrpura ornamento que me daba.
Desde lejos he apreciado aún más tu blancura,
que de nieve tambaleó hacia tu cintura,
y tu morena cabellera era la noche...
Me conformo con latir hasta que el süeño no luche,
da el verano de tu voz, tu Primavera
y el cristal a tu nube lluvia entera.
VII
Renacer a tus labios, la cuenca de tu frío
que es a la vez, ternura y calidez
me hallo en el verde de un bosque, nieve ó río
tu piel me lleve hacia la honda desnudez.
Perdura en tu semblante aún tu claro aroma
perdido en la gema que es botón de flor, mesura
apresurado por el viento, y que apresura
la miel en el sueño tu piel toma.
Canta tu boca, cantan tus ojos, canta tu pecho
y en tus pezones escondidos laceras a mi rosa
y a tu deshecha fruición entre tus pies desnudos...
Se va a tu habla mi mudez, cual sombras al helecho
y entre tus senos mis palabras buscan otra cosa,
y a tu desdicha mis labios son tu cuna, mudos.
VIII
Desde el oro que fruye entre tu cuerpo,
la sandalia atroz que me devana
el aliento soez, púrpura llama, que descuerpo
hasta la belleza de tu boca vana...!
Y desde el vientre la cintura de tu pan
oscila ya en el mar sediento, y aún esculpe
la marea de mi boca que te culpe
arrasar mi sed, mi rostro, luna dan!
Procaz es el aliento y tu boca la mañana,
temprano es el intento, y más aún la forma
tañer entre tus brazos la flor entre tu alcoba...
Más niño soy, más cauto, más sincero; horma
de tu pan, la huella más temprana
que busca hasta tu pie la planta que te roba!
Gentil sosiego, bastaría una manzana
para ver tu dentadura, tu sonrisa
y al cabo de no verte, a toda prisa
el fresco manantial de tu persiana...
Preciosa estrella, robado al firmamento
el color de tu cabello,
y entre tus ojos la mirada es argumento
para blandir al océano más bello...
Tu rostro amaga, tu sonrisa se apresura
pero perdura,
como fiebre que padezco...
Y hasta el atardecer yo no perezco,
yendo detrás de tu vestidura
huyendo de mi sombra a tu pan fresco.
IV
Pergamino a mis pasos, he dibujado el mapa
de tu figura y reluciente oro de rosa,
y en el carmín que sostiene tu amorosa
faz que desde la mañana no escapa...
A tu sendero de ilusión y de sudor florido
mi alma te encontró como a un perfume la delicia
de mi siguiente caminar a tu caricia,
y el diamante hallé, en tu vestido.
No difusa, mi claro se apremió de tu sonrisa
y tus párpados fueron la mañana
y la mañana de tus ojos aún tu prisa.
Claroscuro, hasta mis flores se ruborizaron
con el caudal de belleza que tu voz robaron
y la distancia a tu belleza fue de Diana.
V
Aún escarmiento lo brillante y la sed de tu mirada
que me ha visto con luz enamorada
y jazmines han bebido tus pulmones
cuando el cielo desató mis ilusiones...
Aún se pierde mi paso en aquél tino
donde derrama el oro de la harina
la constancia de la luz, la brillantina
de un ocaso que perdura mi destino.
Amo tanto tu jovial melodía entre los sauces...
amo lo trivial, lo secundario
que plasmó aquél instante planetario...
Amo ésta búsqueda frenética, por tu sol, por tus luces
que flagelan mi descalza aridez,
amo el camino hacia tu desnudez!
VI
He vuelto del río y del desierto sol,
acobardan las llanuras el paraíso de tus ojos
y en su mirada el sentir sólo rastrojos
cuando aún no he vuelto a tu arrebol...
Plasmando tu contorno, el río me llevaba,
y hasta lo verde de las aguas el río era tus ojos,
y tu silencio nacería al arrebato del viento, tuyos
eran los cielos y el púrpura ornamento que me daba.
Desde lejos he apreciado aún más tu blancura,
que de nieve tambaleó hacia tu cintura,
y tu morena cabellera era la noche...
Me conformo con latir hasta que el süeño no luche,
da el verano de tu voz, tu Primavera
y el cristal a tu nube lluvia entera.
VII
Renacer a tus labios, la cuenca de tu frío
que es a la vez, ternura y calidez
me hallo en el verde de un bosque, nieve ó río
tu piel me lleve hacia la honda desnudez.
Perdura en tu semblante aún tu claro aroma
perdido en la gema que es botón de flor, mesura
apresurado por el viento, y que apresura
la miel en el sueño tu piel toma.
Canta tu boca, cantan tus ojos, canta tu pecho
y en tus pezones escondidos laceras a mi rosa
y a tu deshecha fruición entre tus pies desnudos...
Se va a tu habla mi mudez, cual sombras al helecho
y entre tus senos mis palabras buscan otra cosa,
y a tu desdicha mis labios son tu cuna, mudos.
VIII
Desde el oro que fruye entre tu cuerpo,
la sandalia atroz que me devana
el aliento soez, púrpura llama, que descuerpo
hasta la belleza de tu boca vana...!
Y desde el vientre la cintura de tu pan
oscila ya en el mar sediento, y aún esculpe
la marea de mi boca que te culpe
arrasar mi sed, mi rostro, luna dan!
Procaz es el aliento y tu boca la mañana,
temprano es el intento, y más aún la forma
tañer entre tus brazos la flor entre tu alcoba...
Más niño soy, más cauto, más sincero; horma
de tu pan, la huella más temprana
que busca hasta tu pie la planta que te roba!
Última edición por caminandobajolalluvia el Mar Feb 14, 2012 5:29 am, editado 1 vez
Dom Mayo 05, 2024 8:02 pm por caminandobajolalluvia
» Desde la ventana
Dom Mayo 05, 2024 7:56 pm por caminandobajolalluvia
» Por qué, la guerra?
Miér Mayo 01, 2024 6:07 pm por caminandobajolalluvia
» Tu cuerpo se desviste...
Miér Abr 17, 2024 4:52 pm por caminandobajolalluvia
» Déjame unir mi mano con la tuya...
Miér Abr 17, 2024 4:50 pm por caminandobajolalluvia
» Tu rostro...
Lun Abr 15, 2024 3:55 am por caminandobajolalluvia
» Memoria de tu luz, cuerpo bohemio...
Mar Abr 09, 2024 9:05 pm por caminandobajolalluvia
» Mi ciudad
Jue Abr 04, 2024 1:08 pm por caminandobajolalluvia
» Mujer -reclamo tus rosas-
Jue Abr 04, 2024 1:02 pm por caminandobajolalluvia