I
Desdén, es oprobio a tu mirada
cual sobria gota de mudez no me alcanzara,
a desvestir el unicornio que domara
para sentir las crines, luz helada…
Y despertar entre tus sábanas, cual rosa
efímera, tal vez, tu mano cauta
del soliloquio que es espuma decorosa
a tu pasión, escondida en mi derrota…
Cual sobria mudanza, luz exhibe
los cantos de la noche y sus guirnaldas
cual loca seña adusta que te inhibe…
Dócil resguarda la penumbra, evadas
tú la noche entre la luna, y nos prohíbe
alcanzar el ruiseñor de tus moradas…
II
Errante sueño en el tropiezo de una noche,
febril ocaso entre las dunas de tus gemas,
sentir la noche al horizonte, en tus diademas
clara dulzura de tu pena, de tu broche.
Hasta igualar la copia bella de las aves
cual gentil canta en tu dulzor la algarabía
y no es de noche tu pasión, melancolía
despierto abrumo la canción que tú ya sabes…
Pero mi amor enhiesto es sombra a tu cuidado,
gentil fatiga, de la luna, enamorado
y a tu doncel, propuesta, es la de tus ojos.
Como respuesta del amor de mis antojos
ensancha la marea sus alas tenor inmaculado,
y a su vestal sombrío sonríen luz penosos.
III
Cual copia bella de la sal, de tus derrotas,
añora el témpano de cal, de mi amaranto
entre el robusto pino que sosiega mi quebranto
luz desigual, y perfume entre tus frutas…
Así destella mi fragor ensimismado
a tu señal de amor, cual rosa viscerada…
A tu nupcial cautivo de la luz enamorada:
tu celestial estrado a los ojos de tu amado…
Cual frenesí, cual roca pestilente
que brava ante un sol el sol acalorado,
me alejo del caudal del sol enamorado…
…Para volver, perfumando la alegría solamente
y el dulce dintel del aroma a tu cuidado,
con vasta unión adoradora de tu fuente…
IV
Dulcísimo y tenaz, señorita enamorada
-yo la sueño- y a mi caudal la flor embarga,
el lento ruiseñor a su flor la mar amarga
si no ve de la flor, en el labio de su amada…
Gentil sosiego, y vasto pudor sueña
gentil albor, y doncella a su cuidado:
la joven que el amor es sueño que ha encontrado
labrando en el amor, belleza que se adueña…
Y de tu fresco aire, el perfume, levemente
arriba al encuentro del amor ferviente,
cual sola nitidez que el mar procura…
Y el ahínco es mi desventura,
cual tieso arribo del tronco de un árbol elegante
ó sólo un ruiseñor que gime en la aventura…
V
Lastimoso amor, si mi pudor no sueña
el albedrío de la copa que resbala
entre la seña del clamor y de mi dueña
y amaga sofrenar púrpura sala.
Cual blanco del jazmín, de tu mirada,
asido vulnerable a tu sonrisa
penetrar donde el llanto, de tu brisa
mudar tenaz, la sombra de mi amada.
Caudalosa, caer en la locura
la poesía que es la miel de tu alabastro,
que sueña el alba cuando besas mi cura.
Pues mi salud ofrece sutil estro
que la sombra del trigal, amanecido de tu plectro
es agua en el caudal de mi soltura.
VI
Sutil el cedro da perfume a pino
cual desigual almendro de su fruta,
y a su trigal amanece que disfruta
el oro mineral, que es verde en el destino.
Suelo contar así las horas de no verte
y poder disminuir el mal que me derrota,
cual fresco albor de Noviembre, que denota
tu paz y risa cuando vuelvo a verte…
Y es candor risueño que ama en llamarada
ó en cristalinas aguas de fulgor esmeralda
que prevalece el alba dispuesta, enamorada.
O es el asilo en que mi mar acude a tu llamada,
y no responde el albor, mas yo te sueño
Gentil candor, mi flor, yo me despeño…
VII
Por verte mis ojos son la forma
de una asidua inspección del firmamento,
donde el alba troca la luz de mi tormento
y las alas de tu voz es libertad que me ama.
Por ti, el fresco rubor cede al ornamento
del desigual trigal del oro de mi acecho
donde acuna mi gloria el sudor de tu despecho
y aclara en el dulzor la tibia paz que canto.
Por poder verte mis cantores tienen sed,
aves mundanas, aroman su esbeltez,
y sueñan los declives, que anclan en tu red.
Mas yo te sueño y alabo mi mudez:
cuando aflora Primavera, mis alas son discurso
y niega mi verdor, el cielo de su curso.
VIII
Tan fresca, tan pausada como el arroz con leche,
y dulce y perfumado cual nutre su candor
de mineral halago y fresco en tu dulzor
cual extravío añade el oro de la noche.
Estrellas, ó arroz que roba tu mirada
gentil morada sueña su labor y me fecunda
cual sílaba dócil y tan honda
que esconde flores en el recuerdo de su amada.
Gentil sosiego, amor me baña aún
cual brisa añade crepúsculo en mi té,
y besa el alba que en los ojos dé…
Mirada que responde, algún corazón, algún…
Estrecho cauce de nieve para ti,
amor de otoño y de verano dí.
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