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    Rosal al alba, Paloma blanca (Cántaro de Luna)

    caminandobajolalluvia
    caminandobajolalluvia
    moderador de café poético
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    Masculino Mensajes : 9894
    Fecha de inscripción : 19/12/2009
    Localización : Buenos Aires, Argentina
    Humor : Muy gracioso en ocasiones súbitas, je

    Rosal al alba, Paloma blanca (Cántaro de Luna) Empty Rosal al alba, Paloma blanca (Cántaro de Luna)

    Mensaje por caminandobajolalluvia Lun Oct 10, 2011 10:58 am

    Me arrincona el verso solitario sin tu mano
    como el vano resplandor de tu incienso nocturno,
    pues en ellos se escapa a voraz voz mi solo hermano,
    cabalgando en la noche mi antifaz diurno.
    Desde el reverberante eco sin fin tu palabra dolorida
    es como escatima la nocturna vela la constancia
    y en penas valle de cipreses he visto en huida,
    copla de aves nocturnas, tu reverberancia.

    Puede la noche al azar sentir tus latitudes,
    y del silencio espumar la nieve de tu pelo,
    porque como ancla el indómito pez de tu pañuelo
    la fresca faz de los antagonistas laúdes,
    ansía tu regreso en las esquinas de verano,
    los altos nombres, las altas cumbres,
    y aún así no encuentro tu mano,
    espuma de mar, loas, para que me libres.



    He visto de la pasión la fresca parsimonia,
    hundida en la noche presagiante,
    como un vuelo de paloma, ceremonia
    en las noches de las altas lunas, triunfante.
    De mi sollozo puede más un verso de verano,
    confinar el estrago amoroso de tu vino
    que en la calma del albor suscita soberano,
    los labios de tu voz como un purpúreo beso, sobrevino.

    Engalana la aurora cuando no estás triste,
    ni te lleva la madreselva ofuscada la memoria,
    porque el ala de tu boca son dos alas, así aliste
    de la fresca Primavera su susurro y su gloria.
    Eran bocanadas de ciruela y de damasco,
    para confesar de tu lengua la dulzura
    que en los labios de la primavera, el fresco
    de tus alas endulzara tu cintura.

    Esgrime alas de tenor naciente,
    su júbilo soberano, ala doliente,
    que en el camino de besar una fuente
    copia alas de jazmín fervientemente.
    Esgrime así, la certidumbre
    del procaz intento de tu vuelo
    que para levantar tu ladronzuelo
    atora las cinturas de la cumbre.


    Para volar, así, es preciso tu mirada,
    y de silencios las noches la alborada
    sueña ecos y vaivenes en las noches.
    Cabalga intrépido el letargo, sin derroches,
    y en tu voz la tierna llamarada
    ancla cinturas por tu voz anclada,
    y desestima ecos de tu voz brillada
    como astros en el cierzo por tu voz hallada.

    Son jóvenes astros los astros de tu vuelo,
    y se imparten sin el rocío de tus alas,
    pero es longevo el cardúmen de tu cielo
    y sin el quebranto en el brillo lo intercalas.
    Podrías revestir el ala dulce, caramelo
    como el maíz que se antepone ante el verano,
    y sueña pasajero en el olivo, ó en el sano
    proclamar de mi verso, en las playas, a tu cielo.



    Huele perfume. Huele dos veces.
    Tan así esconde el bravío mar el oleaje de tus besos,
    como el letargo de cerezos y dobleces
    que sobre el áurea de la tarde inflige tu voz tierna. Esos
    Claustros de bienamadas sombras ante el ultraje
    de perfumar las sombras tu linaje
    de besos ara tu fecunda llamarada fría
    donde las alas del agua escriben lozanía.

    Acaso si las sombras en el eco del verano,
    ahuyentan tu voz sin tu silencio,
    desviste un oleaje de sabor y escancio
    la bóveda crepuscular de tu hombro sano
    pues es tu piel la suave arquitectura de la noche,
    y antes del crepúsculo se escriben con tus besos
    estrellas que sobre tus ojos son cerezos,
    y el carmín de tu boca, un nuevo coche.



    Acaso si el juglar en su tierna llamarada,
    se escondiera de llevar de nuevo la palabra,
    ardiera en su joven beato sabor la alborada,
    comprenderla es un sensato sueño y una obra.
    Cala la vituperada llamarada
    la estirpe de un beso solitario,
    que en la voz de la memoria hallada
    engarza una esmeralda y un poemario.

    Para tangir del solsticio de verano
    añade la forma del silencio de tu mano,
    para bañar de esmeralda el verde profanado,
    de la hierba que compara sol atado.
    Por eso, entre la maleza veo la noche
    y son miles las estrellas de las copas,
    pero pueden aún sin el rubor, crepusculando broche,
    anidar la sombra, ó tus ojos, lo que ocupas.



    De tu resplandor se añade lo secreto
    que en sombras ve la luz, ocultante
    y de un rostro hacia la luz, penetrante
    tu jovial beso, me besa, y es discreto.
    Por eso la llama de tu melancolía,
    hacia las noches da un canto de Sirena,
    pues para una Reina la estrellada epifanía
    copia las luces de su manto, serena.


    ¿Tan cruel, que a mis palabras sin respuesta?
    ¿Ó tanto amor, que la ausencia me demuestra?
    Plena oscuridad, ó tan sólo del cerrojo hasta
    que Luz unánime desvele mi muestra;
    Ya que luz entre sombras, sólo hay noches
    claras copias de jardines y de lunas,
    pero sólo tu reflejo en las lagunas.
    Entre pozos y jazmines yo y los baches.


    Ante el rosal, subestimando la belleza,
    de mi caudal, el abismo ha figurado
    la noche de tu rostro ha derramado
    de tu cáudalo la huella y la pereza.
    Porque en un rostro, de mirar, ha señalado
    alguna estrella, tu primogénita blancura
    y en el mar de césped la figura
    de tu loco ángel, la paz me ha perfumado.

    Reflejo en el mar, que honda y sutileza,
    de tu caudal, el brillo y la hermosura,
    contagia un eco de silencio en la finura
    de soslayar el llanto en la maleza.
    Tales ojos han visto en la esmeralda
    tras el sol, derramando el oro verde
    hacia los esteros y en los astros la espalda
    de una vespertina sombra en los bosques pierde.



    Rostros y silencios escriben la espesura
    de un solo astro confundido en el desierto,
    para mentir al viento el cielo augura
    tus manos leves la caricia, yo despierto.
    Por eso sueño que la luna me ha soñado,
    y en el altar la sombra me ha eclipsado,
    un rastro verde de maleza sempiterna:
    tus ojos y tu voz me harán alma eterna.


    De tu letargo las noches y las flores
    de mi azahar se encuentran consabidas,
    pues he probado la dulzura de tus noches
    en el silencio de las huellas permitidas.
    Y si la noche me dispersa en el letargo,
    en tus brazos encontrara la dulzura,
    pues un mar solitario es más amargo,
    pero en tus labios mis labios tienen cura.


    De soler caminar por los senderos
    de mil copias de jardines endulzados,
    aprendí a mis pies darle calzados
    entre los céspedes las noches los esteros.
    Y de todas las estrellas veo mis ojos
    como constelación clavada en la hermosura:
    en todo el cielo he visto tu dulzura
    Ojos tan bellos me tienen con cerrojos.


    Para mirarte es indiferente la manera,
    puesto que sumas, de todos los cálculos, belleza
    y si en las noches mi alma es prisionera
    es que te amo, declara la certeza.
    Y en el Misterio de las almas, la Maestra:
    LaVirgen María me encuentra pronunciando
    con todos los ángeles ella me demuestra:
    la Primavera, mi corazón y Ella están orando.


    Mientras más le escribo,
    más me alejo della,
    pero mientras más le escribo
    ella se vuelve más bella.
    ¿Serán sus ojos que describen paraísos?
    Mi andar quiere abastecer su recorrido,
    Dame un lugar entre tus soles preciosos,
    Anoche era la luna, y creí el amanecer ido.

    Sombras tu estrella dilucida
    como diáfana paloma de mil noches,
    abriga el celo de mil astros despida
    los ecos de los mares azabaches.
    Entre la lluvia y las lunas de tu rostro
    sobran efímeros otoños y laúdes,
    Primavera puede tocar el alabastro
    y los cierzos y las brumas descuidar las nubes.










    ¿Tan cruel, que a mis palabras sin respuesta?
    ¿Ó tanto amor, que la ausencia me demuestra?
    Plena oscuridad, ó tan sólo del cerrojo hasta
    que Luz unánime desvele mi muestra;
    Ya que luz entre sombras, sólo hay noches
    claras copias de jardines y de lunas,
    pero sólo tu reflejo en las lagunas.
    Entre pozos y jazmines yo y los baches.

    Te amo como a la Virgen María
    pero no sé si serás mía algún día.

    Sombras tu estrella dilucida
    como diáfana paloma de mil noches,
    abriga el celo de mil astros despida
    los ecos de los mares azabaches.
    Entre la lluvia y las lunas de tu rostro
    sobran efímeros otoños y laúdes,
    Primavera puede tocar el alabastro
    y los cierzos y las brumas descuidar las nubes.

    El oro y la miel que se derraman
    tras las arenas de tu piel
    pueden en dunas llamar a mi bajel,
    y besar mis labios, que te aman.
    Dulces, como el oasis y las frutas
    alan jazmines y flores de silencio;
    entre tú y tu cuerpo todo mutas
    cosechando el jardín que yo vivencio.



    Puede el vano suplicar verdes elocuencias,
    las cinturas de los bosques tú sentencias,
    los álabes de voz e inciertos pedregales
    caminos que se cruzan, amando pastizales.
    Lúdicas copias de jardines
    en el reverberante eco los sin fines,
    la marea, el sol, el eco, la torpeza,
    de anidar en tu pasión la ligereza.

    Tu cuerpo inunda en mi piel
    mieles y sepultadas ambrosías
    que en las habas donde te sigue mi bajel
    puede la dama abrir las celosías.
    Para saludar al caballero las sencillas
    horas que deslumbran de su pelo,
    cobran relucientes estrellas y pañuelo
    que en mi piel germina con semillas.



    De tus manos acariciados vergeles
    acompasan el viento, arremolinan,
    y sueñan sueños desvestidas mieles
    cavan la cavidad que no olvidan.
    Abejas sueñan su trazo a la deriva,
    y tú como ellas, te licuas
    en franjas moradas y dorado, esquiva,
    paciente entre la música, fluctúas.

    Desde tu pie efímero ahora se desluce
    el claro del atardecer enamorado
    que en la tierra del azahar reduce
    el oro del silencio en el Sol inmaculado.
    Plata, Oro, atardecer y jazmines,
    por donde se vea, jolgorio y anheladas
    suelen besar los labios en jardines
    como dos horizontes se entrelazan: bienamadas.



    Tus labios para amar yo querría sutileza
    para desvestir las flores de mi amor,
    y desde lo pequeño besarte la grandeza
    desde una sola uva, beberme todo el licor.
    En estos prados se funden nuestras hadas
    cortejando de la luz la misma blancura
    nuestros cuerpos y almas están enamoradas
    para atizar tu sueño se levanta mi dulzura.


    Arrienda de la noche la misma Primavera,
    que en sostenidos ecos elucubra la constancia
    de aunar los pajarillos y templar la acera,
    para cada mañana reverberar tu estancia.
    Horas de silencio fueron vistas para enamorarse,
    dos abrigos, dos jóvenes enamorando un cantero
    las alas del amor, tañen antes de amarse
    todas las aves cantan y juegan en el estero.


    De aventajar la noche la misma melancolía
    suburbano eco de dos latires atizando
    hunden en su melifluo cantero y flor alía
    la misma desnudez del pasajero amando.
    Solicitud de voces y de nocturnos músicos
    engalanan la nueva respuesta nocturna,
    hasta que las lunas y los vicenticos
    recibían el alba con su cara diurna.



    De la música el latir de tu palabra
    esconde en el bravío lugar la sepultura
    del jirón del valle que zozobra
    para anidar amaneceres de cultura.
    Abren bravíos mares luz que asoma,
    y de espaciosas vuelo sobre calma
    pero en perfectas manos del que toma
    ungíase en el sueño de la palma.

    A latir un sueño reclinado en el olvido
    de mi cantar se ha visto consumado,
    el rostro hostil que en mi lamento merecido
    dolíame por habérmelo calcado.
    Sombras y entresombras la noche me ha vencido
    para halagar la preciosa sutileza,
    y entre calmas he visto la belleza
    dorar el jazmín en su vuelo reprimido.



    Bajel de gotas y cinceles
    copian a la mar dobles las figuras
    de un horizonte de pleamar donde enamoras
    y se nutren de tu forma los laureles.
    Por eso mi reclamo endulza los pinceles
    de un horizonte en el mar y bajo un cuadro
    que Quinquela coloreó casi con mieles
    donde el trabajo rectificó horas del cedro.

    Y bajo el mar, donde se copiaban dos figuras
    se latían soleadas burbujas en dos centros,
    y era el mar que palidecía dos encuentros
    entre dos aves y silencios de cinturas.
    Pudo el mar entristecer sus agonías
    de perder el atardecer tan florecido
    y entre el mar desvestido no tan frías
    flores celebraban al huido.



    De tu pie tu pierna crece en el Verano,
    soleando mi intento de huir de tu Paloma,
    porque de tus piernas la frescura de tu mano
    ansía el porvenir del horizonte que la toma.
    Manos y pies para amarte con dulzura,
    turquesa en tu mirada, pasión y fruta,
    centella, aroma y caudalosa locura,
    embriágame el latir que me disfruta.

    Jovial elucubración de princesa enamorada
    en el sol encarcelado de tu boca,
    las mismas palabras que tu piel trastoca,
    el Oro del silencio de tu alma Bienamada.
    Pasajero sin voz, en la hostil melancolía
    surgen del estrado de la ausente parsimonia,
    entre tus manos, besar, que yo solía
    enamorar con una dulce ceremonia…


    De besar el intento de amar lo que es amado,
    por las huellas de un gran cierzo enamorado,
    escasean monedas de plata a través de los cerezos,
    las místicas estrellas de rosas en sus sellos.
    Y luces en tu rostro pacer la ceremonia
    de espejos que reflejan a la aurora,
    en el crepúsculo que en tu mano, ahora,
    invita tocar con mezclada parsimonia.


    ¿Cuán lejos de mí Oh tú Sirena desterrada,
    ansías tocar mi playa enamorada?
    A mis orillas la serena blancura de tu espuma
    se asemeja a tu boca, de entre la bruma
    sostenida, para contestarme en el regazo
    de una miscelánea estructura bondadosa
    entre las rocas tus pies son el atraso
    de mi austera soledad con alma recelosa…



    Para contestarle a la Sirena de tus labios
    habría que permitir la fortaleza
    de sentir en la calma de tus años
    de entre la bruma, tus cabellos, la maleza.
    Y si en ellos mira con dulzor el horizonte,
    soleados vértices en estrellas procelosas,
    me tocara a mi rescatar las que brillosas,
    ansiaran regresar de tus cabellos al monte.

    Luna cae, que he visto en la alborada,
    sentir en la playa de tus sueños
    que los astros quedan con sus dueños
    y perplejas las alas de la mirada queda.
    Por eso los astros son cantares y querellas
    de consumir latiente en el verano,
    las mágicas sombras que el destello ufano
    roba de la greda las cenizas, que sobra a las estrellas.


    Alma de poeta que en su pálpito conmueve
    el galardón de los sauces y las rimas
    quiere un verso tibio, las alas mueve
    de su cintura los ángeles y cimas;
    Quiere el agua pero se contrae
    de su verso sólo lo alimenta
    y más en el sudor contenta
    las alas y el amor que ya nos trae...

    Puede el verano fácilmente darme
    el océano de luz, alas amarme.


    Joven, tan joven latiente en el verano
    administra de tu voz la fortaleza
    de gemir taciturno la belleza
    de la sonoridad hecho cauce sonoro del verano.
    Por ti, la Poesía se consume
    como abstraído mar con incierto pasajero,
    Luna hay en tu verso, y es esmero
    la lentitud bella que restaura lo que sume.

    Hacen del eco santo dos figuras en la nieve
    el ocio desvelado y prematuro
    que en el aroma de tu rústico relieve
    alea mi pasión de alma futuro
    Quizás tus labios prometen el letargo
    que no sabe mi ansia esperar
    por eso en mi desvelo es más amargo
    la constancia de tu entero suspirar...



    Arribar en el anzuelo de tu siembra
    la juventud de tus alas de gaviota
    pasajeras sin voz de mi lanceta
    Hunde submarinas coplas, hacen hembra
    lucen cáudalos de flores en las cumbres
    y se invaden sólo sombras ataúdes
    de misóginos héroes los artistas
    ... pues el alba consume mis párpados y aristas

    Cuando dejes de escucharme, la figura
    que en tus brazos el desvelo solitario
    calmarán la virtud de mi poemario
    y se lanzarán en mi cauce en tu cintura
    Pues el álabe del sueño subterráneo
    que copia el andar de tibios besos
    es el ancla del desvelo contemporáneo
    que ilustra la pasión de mis anhelos...





    Oh si la parsimonia envuelve tu pegaso
    en niños de adiós un solo abrazo
    desnuda el eco de tu fuente la memoria
    enclava en los ángeles de historia
    la solícita causa que desvela
    mi corazón, pero el arribo de la amada
    por los cauces que tu vista hiela
    sueltan ecos y profanan luz atada...


    Puede el alma causar el exterminio
    de mi lógica pasión tan desvelada
    pero nunca acusar que en tu dominio
    se cimbrea el corazón de un hada
    pues para amar me prometieron dos figuras
    desde el cielo que espían los aljibes
    y en el astro de tu andar con locuras
    destruye mi velamen, corazón prohíbes
    Añora el canto tu lucida sepultante
    mar de cielo mirada penetrante
    lúdica templanza de mi aroma
    sobre los vagos océanos que toma.
    Trasluce mis alas cuando la cornisa
    se vuelve mágico desierto de la risa
    que vacía el estupor tu llamarada
    sobre el ropaje de mi amor que sueña amada.

    Puede el alba suspirar ambos jazmines
    que la rosa no sabe escuchar
    el goteo del rocío en los jardines,
    con el alma que se esmera en andar...
    Y si el cielo es prisionero de su boca,
    donde el agua en el rocío se confunde,
    puede el beso donde el horizonte funde
    las estrellas rozagar, el alba toca



    Mirar la luna es tocar la blancura de tus ojos
    puesto que de dos modos es la nieve
    y si es oscura reverbera en el relieve
    de los astros la mirada de despojos.
    Para amar tus ojos la mirada
    de la nieve entre los astros desvestirse
    debe, pues lo dorado del esmalte puede verse
    para brillar a través de tu morada...

    Ojos que sueñan tus latidos
    pueden aunar mi corazón
    por eso del alba desvestidos
    me miran más allá de la razón.
    Puesto que para amar sobran motivos
    y para brindar el corazón
    Sueña el alma sin prisa los arribos
    y más allá reverbera mi pasión.



    Miráme y te diré si soy celeste
    como aquel cielo que ha visto tu dulzura
    y puéblame de palomas el agreste
    júbilo que enciende tu locura!
    Puesto que para amar los sortilegios
    se vacían en la espuma del aroma
    de un mar, con caracoles que asoma
    las centellas nuestro amor, y en los arpegios...


    La hoguera donde el fuego me quemara
    de súbito en el ardor de tus palabras
    sería el volátil incienso donde amara
    tu silueta en el ocaso y en las sombras
    ...Pero álabes de sueño en tu cornisa
    parecen hadas que acompasan el futuro,
    puesto que tus alas se ungen en la prisa
    de un suspiro que me llena, un lauro....


    Brilla el mar nace la tarde
    el crepúsculo rompiendo un paraíso
    pues es del sol, del sol que quiso
    pintarte los ojos en que arde...
    ...Crepúsculo sonriente, pueden luces
    y sueñan los desvelos de las gentes
    arribar hasta la suerte de tus fauces
    donde besa el aliento, sonrientes

    Mis alas para volar son como el viento
    y descansan en tus vuelos las promesas
    de cantarle a la luna el horizonte
    que repara en tu verso herido
    Por eso, déjame curar desde tu vuelo
    a tu dolor, para que sientas como el frío
    y así el verano al andar ya se complazca
    y tú descalza puedas habitar su sombra...



    Al horizonte se desmienten sus momentos,
    como cuajos de sombra entre laureles,
    pues de los mares se vacía en los vergeles,
    de un oro en sol, aletargados, los lamentos.
    Pues es derrame tal brillo en la espesura
    mientras los valles acopian su figura:
    más bien decir, que del Oriente sobran versos,
    ó se reflejan dos Soles, tus ojos tersos.

    Primar derramada se podría la primera ceremonia,
    donde blancos versos inquietan a su sombra
    pues es letargo de un vientre la colonia
    de un vástago el lunar atavío que lo asombra.
    Por eso, entre mástiles me adorno
    para crucificar la alborada que desnuda
    y entre sauces y pinos verse el entorno
    que los claustros y los ángulos la claridad no aluda.



    me voy a hundir en este mar solitario
    a veces este mundo se parece a una isla
    porqué cantan las noches las ilusiones tempranas?
    son como los enigmas misteriosos de una flor.
    me regalan su color
    pero olvidan el aroma
    pues unas fauces las toma
    como el mineral su sabor.
    Pudiera decir el licor
    que embriaga a los más inocentes
    canto de los elocuentes
    prados que verdean a la flor.
    ¿Podrá entonces su sabor
    endulzar los pastizales?
    Flor que no regala dulzura
    se parece a la maleza
    por el contrario, primura
    estima mayor belleza.


    Si del ámbar se descubre entre la luna,
    un atardecer que enamora la mirada,
    dócil me entrega perfumada
    la imaginación que en la tarde nos acuna.
    Brilla con el acierto de la mirada procelosa
    y se acentúa entre tus ojos la marea
    de buscar diáfana la nube celosa
    que en el alba el color púrpura rastrea.




    Desde lejos mi corazón imagina lo presente
    como un cabizbajo niño en la marea,
    que en el alba de los sueños está ausente
    copiando de los versos la juventud, una albacea.
    Quiere el niño dibujar tanto en el agua
    la vertiente donde los astros funden,
    y en ellos puede verse que no mengua
    la constancia de sus luces nos confunden.

    Se ha visto pasar el amanecer de la Luna
    con el peso de tus párpados cerrados
    pero no he visto sombra alguna
    que mienta sobre tus labios amados...
    Será por eso que la Luna me incandesce
    cómo la volátil bruma despierta el alba
    y si la noche nos concentra y resplandece
    es de tu voz el ave que me salva.



    La solicitud de tu desgano es de mi desvelo,
    porque nieva de tu cauce tu cintura
    arrienda el agua nívea y canta en tu pelo
    aquellos mares que desganan tu locura.
    Porque cuando canto, el horizonte y la marea
    a tu voz verde y a tu isla inmóvil,
    se pronuncia tu voz como el alba la albacea
    de sentir tersa tu piel, océano febril.

    Se pulsa el horizonte de tu mirar fecundo
    como una quieta luz en el faro de una noche,
    y si en el alba se respira donde hundo
    pasajera mi mirada, es oro mi fantoche.
    Pues el alba sabe suspirar de la marea
    a la dorada luna sus menguantes lazos,
    esa doncella siempre luce en brazos
    de las estrellas, pero nunca es fea.


    Vertiginosa puebla el alba su blancura,
    como sombra de un pez la lentitud
    escribe versos donde el oro usura
    las estelas de la diáfana virtud.
    Pues si pez doblase su simiente,
    en bóvedas de oro nocturnas sobre besos,
    cabería en redes de plata mi durmiente
    sílaba de amor sobre cerezos.

    Soy sólo un muñeco, un hombre decidido
    a tus pies bailo cuando me levantas,
    títere en la caja, de tus ojos no han huido
    mis miradas, mientras tú me cantas…
    Pero cuando me dejas y se alejan tus pasos,
    en mil colores y yo desde mi caja
    ó en el suelo, se alejan contigo mis ojos,
    y en mi silencio quedo, éste me aja.



    Pájaro de otoño azul

    He visto un pájaro de otoño azul
    que revibraba con el escoplo de la nieve
    y de su palpitar acelerado, sus plumas de metal
    azuladas como la noche azul
    despegaron en su vuelo hasta la noche,
    hasta las estrellas celosas de su blancura
    y de violeta traslúcida
    Era verlo pasar
    por sobre tu tejado
    acongojando primaveras
    y tejiendo rosas
    de terciopelo de lunas
    de ocasos...




    Me acompañarán tus párpados cerrados
    como dos pétalos de una flor que se entrecierra,
    es para mí un misterio el amarlos,
    suave, como se dispersa tu blancura
    y en el ocaso se embellecen los letargos
    de los fuegos que acentúan tu presencia;
    contemplarte un instante en amagos
    hacen sombra las noches de la ausencia.


    Sólo es plata la tarde que reclama la monotonía de la lluvia,
    como un voraz intento de ahondar en la memoria,
    y si las noches me presagian el aliento en la savia
    de ese bosque que no recuerda otra historia,
    ahondará más, en la promesa de la noche,
    contemplar el alba que me dabas
    sin ti, el día es azabache,
    y la sombra en mi recuerdo: me soñabas.


    Sin mirarte la mirada del asombro me acompasa,
    como la bruma estéril de mis lunas
    y se puebla de mares, medias lunas,
    horas que sin júbilo los pedregales sobrepasa.
    Es para soñar la primavera
    y como el alba primera
    la noche entera
    se escribe, efímera.


    Alea un invierno de dispersada alba
    la noche que encuentra mi racimo
    pues de la niña de mi verso la paloma
    se esconde y vuela grácil hasta mis sueños.
    Velero de racimos de soles, presagiando el brillo
    del encomio de la voz de primavera,
    sueña el alba las nubes del verano
    y se pierden en tus pies aguas de plata.


    Fly! In middle of my heart the clouds
    burning of water my feel upon my head
    I swear that in your lips, your mouth
    receive from me the sky that celebred
    And in my hand, the ocean of your tears
    climb another tower to my face
    Oh! Is the most beauty of disgrace
    shall call bird, the flower take your hair







    Última edición por caminandobajolalluvia el Dom Nov 06, 2011 4:23 am, editado 1 vez
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    Rosal al alba, Paloma blanca (Cántaro de Luna) Empty Re: Rosal al alba, Paloma blanca (Cántaro de Luna)

    Mensaje por kaina Sáb Oct 15, 2011 6:35 pm

    Una inspiración que nos dice AQUÍ SE DEFINE SI EL EROTISMO PUEDE MÁS QUE EL ROMANTICISMO, si la fuerza de uno, puede más con la del otro, a pesar que ambas caminan de la mano.

    Besos poeta amigo, te sigo leyendo.


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    Rosal al alba, Paloma blanca (Cántaro de Luna) Empty Re: Rosal al alba, Paloma blanca (Cántaro de Luna)

    Mensaje por caminandobajolalluvia Lun Oct 17, 2011 10:30 pm

    Muchísimas gracias, Liz!!!!!! Un abrazo!!!!! flower

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