tus ojos húmedos cual brisa tras la noche,
escoplo tus uñas la mitad de la luna,
sendero de libertad tus pupilas de sueño.
Tus alas agravian fortaleza desde tus manos
aniñadas por el vértigo que siembran tus adentros,
y en la sombra purpurada de tus piélagos que hunden
el agua en la sombra tu libertad amanece.
Y siembras de estrellas níveas entre tus párpados profundos
la sola nitidez que enclaustra mi reflejo
dos espejos veo
y en la jungla de tu encanto
perfecto he de admirar la sortija de tu mano.
Tu boca anochece,
y es ruiseñor tras la luna de diamante.
Eco del sigilo
tus pasos me envuelven
como gotas de licor
que me disuelven,
y en mi alma soñadora la belleza
de tu manantial en calma
es el oleaje que se funde en mi palabra.
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