Cuando la seducción se vuelve salvaje

Me abriste los ojos cuando ya nadie me mira;
hallas respuestas a dudas que nadie soluciona,
me alumbras el camino a la fuente que inspira
espantando gélidos tormentos que no perdona.
Tus ojos azabaches encienden cirio que expira,
en encajes veo unos bustos que se adorna
y es donde mi último deseo mundano suspira.

Tu amor no palpito, simplemente en mí crece
ni siquiera es fanatismo cruel las delicias;
desapareces como humana y un ángel parece,
entre fulgores apresuran mis manos mil caricias,
de la espesa espera la amante ideal aparece
la que no condiciona decisiones ficticias;
siendo así, a todo discursos inútiles vence.

Dorados bucles que me seducen al reflejar
al tiempo que te siento tierna y salvaje
hálito natura sazona en tus labios el néctar
a la Novena Sinfonía tu cuerpo es homenaje
y el confín de la albufera cobijo sabes brindar,
sólo tu púlpito es verdad, libre de moblaje
en lámpara de la orbe me vuelves a conectar.

Autor: Alcibíades Noceda Medina

Me abriste los ojos cuando ya nadie me mira;
hallas respuestas a dudas que nadie soluciona,
me alumbras el camino a la fuente que inspira
espantando gélidos tormentos que no perdona.
Tus ojos azabaches encienden cirio que expira,
en encajes veo unos bustos que se adorna
y es donde mi último deseo mundano suspira.
VERSOS QUE ENVUELVEN Y TRANSPORTAN
GRACIAS ALCIBIADES
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