EL VENDEDOR DE ESTAMPAS MILAGROSAS (I)

María,cuyos dientes perfectos, le sonreía al destino con muecas de esquizofrenia que llegaba a su carácter a través de inmensas lagunas mentales y carcajadas leves como el sol del estío después del "Fenómeno del Niño".En Julio,séptimo mes malhadado por el número siete,lo veía minando por la urbe,lejos del pueblo serrano de inicios de su vida,maldiciendo conciente-inconscientemente,los ochenta soles mensuales que le reportaban sus patrones por el trabajo como empleada del hogar,cama adentro,en una casa del Jirón Huancavelica,casi en el centro de Lima...Comenzó en ese mes a reirse de la nada y a no pensar en nada por instantes,vaya casi nada de nada.
Ensombrecía con los rayos del sol y con el polvo que a ratos azotaban su rostro,pernoctaba sentada en una pequeña parte de los dinteles que circundan el Parque Universitario.Tenía rasgos finos en su humanidad femenina,observándola minuciosamente se diría que era agraciada.Así sentada,se encorbaba,el pelo seco desgreñido,sucio,negro-terroso,crecía desmesuradamente,ocultando ese rostro que a fuerza de la intemperie se iba cremando.¿Sabía o no sabía que estaba enferma?,cualquiera diría que no lo sabía,sólo decía que se llamaba María,sólo María,nada más....Se paró,se acicaló el pelo con sus diez dedos y comenzó su trajinar diario,a la deriva.

El vendedor de estampitas santificadas con el agua santa de la Iglesia del Buen Redentor vertida sobre su humanidad,caminaba lento por una de las veredas del Jirón Huallaga,su nariz punteaguda coordinaba con su quijada de símil caracteristica,pero no con su rengeante cojera de su pierna izquierda,después de diecisite minutos de caminata llegaba a su objetivo,a su puesto ambulatorio de expendio de estampitas milagrosas: Cristos de toda laya y santos de los más variados nombres,en su inconsciencia pensaba que era un ser abortado de la Baja Edad Media,conocedor de la religiosidad cristiana casta,sin contaminación de herejías.Justo se detenía a dos metros del portón principal del templo cristiano que se levantaba a sus espaldas,comenzando su labor cuando el atardecer se detenía a las tres de la tarde.En la mano izquierda sostenía unas treinta estampas y en la derecha cobijaba una,con cuya mano tocaba el cuerpo de cualquier transeunte que pasara junto a él.
-Es milagroso
Esa mano derecha,casualidad de casualidades,manoseaba en ese instante uno de los senos de María;intención objetiva,maquiavélicamente practicada en días interminables al ofrecer a San Judas Tadeo.
-Agárrelo
Segundos de perversidad,suerte de tentaciones en complicidad con Cristos y santos venerados.
-Tómelo
Sonrojo en las mejillas de María,pasajera ira borrada por la apropiación de la estampita de fondo verde
-Tiene precio...su voluntad.
Maquinal entrega de cincuenta céntimos a la mano derecha del cuarentón vendedor
-Verás madrecita,San Judas está bendecido por el Padre de la Iglesia del Buen Redentor,está santificado con agua bendita a las séis de la mañana;este año,conmigo,hemos acompañado todas las salidas en procesión del bendito San Judas Tadeo.Yo sé que te va ayudar en todo y si quieres tener enamorado,podemos conversar...ven,ven...vamos a sentarnos.María,perdiendo su don de ubicuidad mínima que todavía le quedaba,aceptaba la tentación caída del cielo para conversar con ése ser que de repente se le apareció,un "profeta" recubierto de santidad por su cuerpo laminado con estampitas milagrosas;aceptaba el aliento de esas palabras que lo envolvían sin querer,llevándolo a la nada en su conciencia.Se sentaron en el sardinel que redondea al templo,que a esa hora apetecía de más presencia humana.

...Continuará

Amigo José la continuación (II) ya lo comentó hace días,espero que lo relea y lo encaje para darme una opinión del tema,le estaré agradecido para así poder esmerarme en escribir otros relatos.

Saludos