DESPERTANDO CON ELLA A MI LADO.
A menudo llega hasta mí
tu olor a miel
y a ciruelas.
En esa brisa tibia
de tu aliento.
Llegas a mí
con el viento.
Con el tiempo,
llegas a mí.
A menudo
mis ojos te observan
aún cuando no exista nada
detrás de la puerta.
Pero te miro bella.
Como este amanecer
que salta por mi ventana.
A menudo te percibo
cantando mis canciones
escribiendo mis poemas.
O iniciando tentaciones…
A menudo,
no sé por que
te siento cerca.
Y entonces
casi te abrazo.
Y toco tus piernas.
Y rodeo tu cintura
hasta tu espalda recta.
Y mi mejilla en la tuya…
Y mi palabra
en tu lengua.
II.
Encendiste el amor
dentro,
en mis ojos.
Y mis ojos
te vieron y sonrieron.
Y mis manos
trataron de alcanzarte.
Y mis manos
también sonrieron.
Pero mis labios,
tratando de hablarte
y deseando besarte…
Enmudecieron.
III.
Buenos días
amor mío.
No sé si despertarte
con un beso.
O dejarte en el sueño.
O hundir mi mirada
en tu cabello.
Buenos días
rosa mía.
No se si hacerte el amor
o hacerte un silencio
para que sigas dormida.
IV.
Me gustan tus labios.
¿Quién pudiera ser el viento
para besarlos.?
V.
No me digas
que no te gusta
que acaricie tu cabello.
Que te beba a sorbos pequeños.
Que te destile en mi mente
como licor.
O veneno.
No me digas
que no te gusta
que haga recorrer las yemas
de mis dedos
sobre tus mejillas
tus mejillas de durazno.
Con aroma de pan nuevo.
No me digas
que no te gusta que desee tu cuerpo.
Por que eso sí no te lo creo.
Tu cuerpo firme.
Abundante.
Maduro.
Tierno.
No me digas que no,
que todo ha sido un sueño.
.
A menudo llega hasta mí
tu olor a miel
y a ciruelas.
En esa brisa tibia
de tu aliento.
Llegas a mí
con el viento.
Con el tiempo,
llegas a mí.
A menudo
mis ojos te observan
aún cuando no exista nada
detrás de la puerta.
Pero te miro bella.
Como este amanecer
que salta por mi ventana.
A menudo te percibo
cantando mis canciones
escribiendo mis poemas.
O iniciando tentaciones…
A menudo,
no sé por que
te siento cerca.
Y entonces
casi te abrazo.
Y toco tus piernas.
Y rodeo tu cintura
hasta tu espalda recta.
Y mi mejilla en la tuya…
Y mi palabra
en tu lengua.
II.
Encendiste el amor
dentro,
en mis ojos.
Y mis ojos
te vieron y sonrieron.
Y mis manos
trataron de alcanzarte.
Y mis manos
también sonrieron.
Pero mis labios,
tratando de hablarte
y deseando besarte…
Enmudecieron.
III.
Buenos días
amor mío.
No sé si despertarte
con un beso.
O dejarte en el sueño.
O hundir mi mirada
en tu cabello.
Buenos días
rosa mía.
No se si hacerte el amor
o hacerte un silencio
para que sigas dormida.
IV.
Me gustan tus labios.
¿Quién pudiera ser el viento
para besarlos.?
V.
No me digas
que no te gusta
que acaricie tu cabello.
Que te beba a sorbos pequeños.
Que te destile en mi mente
como licor.
O veneno.
No me digas
que no te gusta
que haga recorrer las yemas
de mis dedos
sobre tus mejillas
tus mejillas de durazno.
Con aroma de pan nuevo.
No me digas
que no te gusta que desee tu cuerpo.
Por que eso sí no te lo creo.
Tu cuerpo firme.
Abundante.
Maduro.
Tierno.
No me digas que no,
que todo ha sido un sueño.
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