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por Recaredo Mar Sep 07, 2010 4:23 pm La niñita de mis ojos
hoy es toda una mujer,
por su porte y su saber,
por su encanto y por sus modos.
¡Ay...! Mi niñita de ayer...
Mí nenita de mi alma...
Con cuanto anhelo y placer
junto a mí la vi crecer
del alba al anochecer,
del anochecer al alba.
Dieciocho primaveras
cumple hoy mí florecilla;
y parece que fue ayer
que, sentada en mis rodillas
me hacia sus gorgoritos
al tomarse la papilla...
¡Jesús, cómo pasa el tiempo
obrando sus maravillas...!
Desde el día en que nació
este querubín del cielo
siempre ha sido mi consuelo,
mi alegría y mi ilusión.
Mi nena del corazón.
Mi más preciado tesoro,
al que quiero y al que adoro
con toda mi devoción.
"Estás chocho, con tu nena"
Me han dicho más de una vez.
Y qué la vamos a hacer... -respondo-
No estarlo sería la pena.
Hoy contemplo su figura
y, al verla así, tan hermosa,
no se me ocurre otra cosa
que, un poema a su hermosura:
Cuan orgulloso de ti
me siento cuando te miro.
No me explico que algo así,
haya salido de mí,
que soy tan poco atractivo...
En cambio tú ¡Primorosa!
Y no es porque yo lo digo...
Es porque veo que las rosas
se sienten de ti envidiosas
cuando al parque vas conmigo.
Náyade de ojitos claros
y de labios de rubí,
de blanca piel nacarada,
como la tenían las hadas
que siendo niño yo vi.
Rebosas la lozanía
como el clavel en su mata,
y tu frescura es tan grata
como la verde albahaca
de un jardín de Andalucía.
Hebras de luz perfumada
son para mi tus cabellos,
y en esos ojitos bellos,
de tierna y dulce mirada,
contemplo de la alborada
sus matutinos destellos.
Te quiero tanto, hija mía
que, si oro y pedrería
me ofrecieran a montón
por ti no los cambiaría;
en cambio, daría mi vida
por ti, con satisfacción.
¡Sangre de la vida mía!
Sangre de mí corazón,
eres luz, eres poesía,
esperanza e ilusión.
¡Eres toda una mujer!
Y una mujer muy bonita;
pero siempre y para mí
serás aquel querubín
que fuiste de pequeñita.
Recaredo
hoy es toda una mujer,
por su porte y su saber,
por su encanto y por sus modos.
¡Ay...! Mi niñita de ayer...
Mí nenita de mi alma...
Con cuanto anhelo y placer
junto a mí la vi crecer
del alba al anochecer,
del anochecer al alba.
Dieciocho primaveras
cumple hoy mí florecilla;
y parece que fue ayer
que, sentada en mis rodillas
me hacia sus gorgoritos
al tomarse la papilla...
¡Jesús, cómo pasa el tiempo
obrando sus maravillas...!
Desde el día en que nació
este querubín del cielo
siempre ha sido mi consuelo,
mi alegría y mi ilusión.
Mi nena del corazón.
Mi más preciado tesoro,
al que quiero y al que adoro
con toda mi devoción.
"Estás chocho, con tu nena"
Me han dicho más de una vez.
Y qué la vamos a hacer... -respondo-
No estarlo sería la pena.
Hoy contemplo su figura
y, al verla así, tan hermosa,
no se me ocurre otra cosa
que, un poema a su hermosura:
Cuan orgulloso de ti
me siento cuando te miro.
No me explico que algo así,
haya salido de mí,
que soy tan poco atractivo...
En cambio tú ¡Primorosa!
Y no es porque yo lo digo...
Es porque veo que las rosas
se sienten de ti envidiosas
cuando al parque vas conmigo.
Náyade de ojitos claros
y de labios de rubí,
de blanca piel nacarada,
como la tenían las hadas
que siendo niño yo vi.
Rebosas la lozanía
como el clavel en su mata,
y tu frescura es tan grata
como la verde albahaca
de un jardín de Andalucía.
Hebras de luz perfumada
son para mi tus cabellos,
y en esos ojitos bellos,
de tierna y dulce mirada,
contemplo de la alborada
sus matutinos destellos.
Te quiero tanto, hija mía
que, si oro y pedrería
me ofrecieran a montón
por ti no los cambiaría;
en cambio, daría mi vida
por ti, con satisfacción.
¡Sangre de la vida mía!
Sangre de mí corazón,
eres luz, eres poesía,
esperanza e ilusión.
¡Eres toda una mujer!
Y una mujer muy bonita;
pero siempre y para mí
serás aquel querubín
que fuiste de pequeñita.
Recaredo
Última edición por Recaredo el Miér Sep 08, 2010 4:55 am, editado 2 veces
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