A una orilla del recuerdo
A una orilla del recuerdo
me senté tirando piedras,
se hundían como la hiedras
en cuya trampa me pierdo.
Lo que gané, lo que pierdo,
lo que se fue y lo que queda,
todo lo vi en la arboleda
que junto al río florece,
y en esas aguas se mece
la ausencia como una rueda.
Viene el amigo distante
que se alejó siendo niño,
se fue y me dejó el cariño
como en carbón un diamante.
La infancia guardó fragante
sus pétalos de alegría,
de su inocencia y porfía
se aroma el sueño más puro,
y con él se hace maduro
el surco de la armonía.
Luego viene el tiempo mozo
de juventud y amoríos,
pasiones como los ríos
de un tiempo muy caudaloso.
La soledad y el reposo,
la sabia melancolía,
la búsqueda, la utopía
y hacerse un sitio en el mundo,
si todo duró un segundo,
vivirlo otra vez querría.
Mas tarde vuelve el amor,
me da esta vez compañera,
no es última ni es primera,
pero es mi sueño mejor.
Un hijo dejó su flor,
semilla que va creciendo,
que brilla, que comprendiendo
lo elemental de la vida
su sombra a todos convida
y un fruto va repartiendo.
Así me encuentra el presente
junto al futuro y su historia,
la noche con su memoria
cual las estrellas me aviente.
Un hombre yo soy que siente
la gratitud de lo hermoso,
la existencia tuvo un gozo
de lección bien aprendida,
por eso yo en mi partida
de recuerdos dejo un pozo.
19 05 10
A una orilla del recuerdo
me senté tirando piedras,
se hundían como la hiedras
en cuya trampa me pierdo.
Lo que gané, lo que pierdo,
lo que se fue y lo que queda,
todo lo vi en la arboleda
que junto al río florece,
y en esas aguas se mece
la ausencia como una rueda.
Viene el amigo distante
que se alejó siendo niño,
se fue y me dejó el cariño
como en carbón un diamante.
La infancia guardó fragante
sus pétalos de alegría,
de su inocencia y porfía
se aroma el sueño más puro,
y con él se hace maduro
el surco de la armonía.
Luego viene el tiempo mozo
de juventud y amoríos,
pasiones como los ríos
de un tiempo muy caudaloso.
La soledad y el reposo,
la sabia melancolía,
la búsqueda, la utopía
y hacerse un sitio en el mundo,
si todo duró un segundo,
vivirlo otra vez querría.
Mas tarde vuelve el amor,
me da esta vez compañera,
no es última ni es primera,
pero es mi sueño mejor.
Un hijo dejó su flor,
semilla que va creciendo,
que brilla, que comprendiendo
lo elemental de la vida
su sombra a todos convida
y un fruto va repartiendo.
Así me encuentra el presente
junto al futuro y su historia,
la noche con su memoria
cual las estrellas me aviente.
Un hombre yo soy que siente
la gratitud de lo hermoso,
la existencia tuvo un gozo
de lección bien aprendida,
por eso yo en mi partida
de recuerdos dejo un pozo.
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