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Si se desvirtúa el ocaso después de la tormenta,
y la sonrisa del crepúsculo,
no es más que su tinte de plata,
con mágicos anhelos
y estrellas efímeras
yo le ruego a ella
el atardecer de tu mirada.
Mientras la noche,
oscurece la cintura de tus párpados
y el cardumen de oro de los cielos
incita a la fragancia de tu pelo
y sobre el jardín de tus pisadas,
ella,
blanquea su sonrisa embelesándote con versos.
¡Ay mi selene, misteriosa y enamorada!
¿donde has dejado tu canto?
el amor me llama a sus brazos
y apenas puedo sortear tus desvelos.
El horizonte de tu rota cadena
de náufragos azules,
bajo los montes en el lago,
tu reflejo incandescente,
los sordos matices que deslumbran tus ojos,
y en el seno del río,
oriundos peces salpican de rocío,
tus pisadas de nieve.
¡Oh, maduro bocado de dorada bruma!
con palillos quisiera tomar del cielo
la espuma de tu océano,
y seguirte a la vida misma,
que sería estar a tu lado
bañándome,
en rayos de mil lunas.
CAMINANDOBAJOLALLUVIA Y ANDICA
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» Déjame unir mi mano con la tuya...
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