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por IGNACIO LUIS ROLANDO LOPE Sáb Jul 10, 2010 1:36 pm LA VERDAD.
Vagando por los intrincados caminos, de la vida.
Meditando en silencio, le pregunto al alma mía.
¿De dónde, de qué parte, he llegado a este lugar.
A qué he venido, cuál es mi destino y finalidad?
Y no encontrando respuestas a mis preguntas.
Busco a alguien, que responda a mis consultas.
Resultándome vana, la búsqueda de lo cierto.
Por tener los humanos, limitado pensamiento.
Nadie, puede afirmar infalible ¡He aquí lo cierto!
Nadie posee la verdad absoluta, en su intelecto.
Y me desconsuela, tener que aceptar la realidad.
Que no existe en el mundo ¡Quien sepa la verdad!
De algo estoy muy seguro y sin que pueda dudar.
De la existencia de una nueva vida, en el mas allá.
Inquietándome no saber si será de castigos o felicidad.
Si será temporal o si durará por toda la eternidad.
En el lugar, al que inexorablemente todos vamos.
¿Recobraremos nuestra mente, los ojos y las manos.
Tendremos belleza, fealdad, afectos, sentimientos,
o no tendremos ni buenos ni malos pensamientos?
¿Encontraremos a los seres queridos, los abrazaremos?
¿Conservaremos nuestros cuerpos y nuestros sexos?
¿Reencarnaremos en otra persona o en un animal?
O dormiremos y despertaremos hasta el Juicio Final.
Llegarán nuestras almas a un inmenso crisol.
En el que nos fundirán y seremos puro amor.
Con una misma forma, con un idioma general.
De un mismo porte y color y solo podremos amar.
¿Seremos acaso incorpóreos, etéreos, insensibles?
No ocuparemos un lugar en el espacio ¡Invisibles!
Tendremos premio o castigo por nuestro proceder.
Esos conocimientos, están vedados y sigo sin saber.
¿Cuál será el fundamento, de tener dos vidas?
¿Cuál será la razón, de morir y volver a vivir?
Todas esas preguntas, me los hago en silencio.
Y sigo solitario, elucubrando ¡Buscando lo cierto!
Ni fuera ni dentro de mí, encuentro la respuesta.
Creemos en tantas cosas, sin saber si son ciertas.
Viviendo en un mundo de vanidades y de falsedad.
En el que, solo Cristo de los Cielos ¡Sabe la verdad!
Vagando por los intrincados caminos, de la vida.
Meditando en silencio, le pregunto al alma mía.
¿De dónde, de qué parte, he llegado a este lugar.
A qué he venido, cuál es mi destino y finalidad?
Y no encontrando respuestas a mis preguntas.
Busco a alguien, que responda a mis consultas.
Resultándome vana, la búsqueda de lo cierto.
Por tener los humanos, limitado pensamiento.
Nadie, puede afirmar infalible ¡He aquí lo cierto!
Nadie posee la verdad absoluta, en su intelecto.
Y me desconsuela, tener que aceptar la realidad.
Que no existe en el mundo ¡Quien sepa la verdad!
De algo estoy muy seguro y sin que pueda dudar.
De la existencia de una nueva vida, en el mas allá.
Inquietándome no saber si será de castigos o felicidad.
Si será temporal o si durará por toda la eternidad.
En el lugar, al que inexorablemente todos vamos.
¿Recobraremos nuestra mente, los ojos y las manos.
Tendremos belleza, fealdad, afectos, sentimientos,
o no tendremos ni buenos ni malos pensamientos?
¿Encontraremos a los seres queridos, los abrazaremos?
¿Conservaremos nuestros cuerpos y nuestros sexos?
¿Reencarnaremos en otra persona o en un animal?
O dormiremos y despertaremos hasta el Juicio Final.
Llegarán nuestras almas a un inmenso crisol.
En el que nos fundirán y seremos puro amor.
Con una misma forma, con un idioma general.
De un mismo porte y color y solo podremos amar.
¿Seremos acaso incorpóreos, etéreos, insensibles?
No ocuparemos un lugar en el espacio ¡Invisibles!
Tendremos premio o castigo por nuestro proceder.
Esos conocimientos, están vedados y sigo sin saber.
¿Cuál será el fundamento, de tener dos vidas?
¿Cuál será la razón, de morir y volver a vivir?
Todas esas preguntas, me los hago en silencio.
Y sigo solitario, elucubrando ¡Buscando lo cierto!
Ni fuera ni dentro de mí, encuentro la respuesta.
Creemos en tantas cosas, sin saber si son ciertas.
Viviendo en un mundo de vanidades y de falsedad.
En el que, solo Cristo de los Cielos ¡Sabe la verdad!
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