Pero me esperaron

Yo, Sabino Augusto...
arrugado en mi vejez me creía olvidado.

Mimetizado en mis escombros
me sentía refugiado, escondido
de los cientomás dedos índices por mí matados.
Justicieramente eliminados.

Pero me esperaron
fantasmas de carne:
carajamente,
como se espera al no perdonado;
para joderme,
como espera el gato al condenado.

Entre mis escombros…
me sentí olvidado,
¡pero carajo que me esperaron!

[b]Quizá sí... a Sabino Augusto lo esperaron, igual que a muchos otros dictadores; pero murió en su cama... Yo creo, amigo mío, que a estos asesinos les debería llegar con más antelación la justicia Humana. Buen poema. Abrazos.

Así mismo, debería llegarle antes, se cagaron en la BiBlia y sobre la vida de cientos o miles. Hace pocas semanas murió el único que tuvo los huevos suficientes para al menos excomulgarlo cuando estaba en la cúspide de su poder, me refiero al Benemérito Monseñor Ismael Rolón. A este se le rindieron los honores de héroe, aquél fue enterrado por una decena de nostálgicos de la ditadura de manera muy gris... justicia insuficiente esta que se da después de la vida, solo a la memoria de la gente. Un abrazo amigo, y que te pongas contento mañana cuando España dispute su final d fútbol...

asi paso con uno de los mayores genocidas de mi Guatemala, el general Lucas García... igual, le dio Alzheimer y murió en su cama... será que habrá un juicio eterno para estos desgraciados???? ojala que si...

Todas estas situaciones, injuticias terrenas, ocurren por algún designio del destino. Todas son cosas que ocurren a pesar de la lucha de la gente. Lamentable, pero cierto. Un abrazo