Como un niño ante
un pastel…
Le emocionó navegar
aún sabiendo que el
barco era de papel…
El marco de su aventura
no eran la bravura de
los siete mares…
Eran los charcos que
después de llover se
forman en las orillas
de las banquetas.
Y aún sabiéndolo se
embarcó en aquella
travesía que lo llevaría
a reconocer la belleza
de las cosas simples de
la vida…
Como el colorido del arco iris
y la luz que se desprende en
la sonrisa de un niño cuando
dibuja en el cielo azul con las
espesura de las nubes.
Descubrió que pese a sus
años aún era capaz de
sorprenderse…
Sorprenderse con lo que
Se ignora…
Cuando se anda por la vida
tan ocupado con cosas que
te amargan…
Descubrió que aún que
el barco es de papel,
vale la pena embarcarse
en él y vivir la experiencia.
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