Era una de esas noches, donde la luna parecía un farol iluminándolo todo, casi no se veían las estrella, con la cabeza hacia arriba, los brazos caídos, y las piernas apenas abiertas, para mantener el equilibrio, estaba parada en medio de un claro del bosque, embelezada en la redondees uniforme del astro nocturno, no recuerdo cuanto tiempo permanecí observando.
Sentí en algún momento, como si se desprendía la mente, era como un imán atrayendo mi atención. Despojando cada vestigio de voluntad.
Deje de ser una mezcla de materia y agua anclada al suelo, cada átomo se convirtió en partículas de aire, ganando altura sobre los árboles.
Fue ser parte del todo, por unos instantes deje de ser la maquina gobernada, el insignificante punto invisible posado en la tierra, creído ser tan grande e importante.
En esa liviandad ascendía superando la atmosfera, mientras cada corpúsculo se convertía en ínfimos destellos de luz girando entre si., como luciérnagas jugando una mancha en medio del cosmos.
No recordé recordar, ni si quiera podía pensar, tan solo flotaba libre hacia ella, montada en un rayo radiante, iba chispeando alegría...
En tanto me alejaba del planeta donde deposite el cuerpo, podía ver con claridad cientos de gamas de verdes, algunas partes en gris, y mucho azul degradando a celeste,..Poco a poco se achicaba más y más la tierra, y esa añorada luna se convertía en algo colosal.
De pronto comprendí lo ínfima que era ante semejante mole color miel, y sentí temor de mi pequeñez, por primera ves me consideré como una mínima bacteria entre millones de bacterias que habitamos la tierra, algunas buenas y otras dañinas, pero todas desafiando las leyes naturales.
Creando ecosistemas propios donde sentirnos reyes y soberanos, compitiendo entre nosotros por un mejor lugar, valorando las cosas que nos convienen en lo personal, y no las que nos deje vivir a todos un mejor mundo. Siempre soñando quimeras sin disfrutar de lo que tenemos, sin apreciar lo que nos regala cada día, esperanzados en logros banales, restando importancia a los seres que nos rodean.
Aprecié desde el espacio en esa gigantesca soledad, lo importante de acoplar los sentimientos, de luchar por ese minúsculo planeta, donde aun estaba el único e imperfecto cuerpo que poseo, recordé a mi familia, los amigos, toda esa gente que existe y aun no conozco.
Comencé a decender muy lentamente, a medida que bajaba, mis ojos no dejaban de mirar la luna, esa brillantes prestada, enmarcada entre miles de estrellas refulgentes acompasando la estadía de una noche única e irrepetible, donde casi toque lo eterno.
Disfrute cada segundo, hasta llegar al piso, mientras acomodaba cada cosa en el armazón, sentí el peso total de la humanidad en la espalda, como si la misma luna, se posara en ella. se apagaron las estrella, y se desmoronaron mis fuerzas en la hierba,
(Activaluz)
Sentí en algún momento, como si se desprendía la mente, era como un imán atrayendo mi atención. Despojando cada vestigio de voluntad.
Deje de ser una mezcla de materia y agua anclada al suelo, cada átomo se convirtió en partículas de aire, ganando altura sobre los árboles.
Fue ser parte del todo, por unos instantes deje de ser la maquina gobernada, el insignificante punto invisible posado en la tierra, creído ser tan grande e importante.
En esa liviandad ascendía superando la atmosfera, mientras cada corpúsculo se convertía en ínfimos destellos de luz girando entre si., como luciérnagas jugando una mancha en medio del cosmos.
No recordé recordar, ni si quiera podía pensar, tan solo flotaba libre hacia ella, montada en un rayo radiante, iba chispeando alegría...
En tanto me alejaba del planeta donde deposite el cuerpo, podía ver con claridad cientos de gamas de verdes, algunas partes en gris, y mucho azul degradando a celeste,..Poco a poco se achicaba más y más la tierra, y esa añorada luna se convertía en algo colosal.
De pronto comprendí lo ínfima que era ante semejante mole color miel, y sentí temor de mi pequeñez, por primera ves me consideré como una mínima bacteria entre millones de bacterias que habitamos la tierra, algunas buenas y otras dañinas, pero todas desafiando las leyes naturales.
Creando ecosistemas propios donde sentirnos reyes y soberanos, compitiendo entre nosotros por un mejor lugar, valorando las cosas que nos convienen en lo personal, y no las que nos deje vivir a todos un mejor mundo. Siempre soñando quimeras sin disfrutar de lo que tenemos, sin apreciar lo que nos regala cada día, esperanzados en logros banales, restando importancia a los seres que nos rodean.
Aprecié desde el espacio en esa gigantesca soledad, lo importante de acoplar los sentimientos, de luchar por ese minúsculo planeta, donde aun estaba el único e imperfecto cuerpo que poseo, recordé a mi familia, los amigos, toda esa gente que existe y aun no conozco.
Comencé a decender muy lentamente, a medida que bajaba, mis ojos no dejaban de mirar la luna, esa brillantes prestada, enmarcada entre miles de estrellas refulgentes acompasando la estadía de una noche única e irrepetible, donde casi toque lo eterno.
Disfrute cada segundo, hasta llegar al piso, mientras acomodaba cada cosa en el armazón, sentí el peso total de la humanidad en la espalda, como si la misma luna, se posara en ella. se apagaron las estrella, y se desmoronaron mis fuerzas en la hierba,
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