۩
¡Corriendo hacia la mar!
Será la rosa que su aroma deja,
será el clavel que viene después,
será la Diosa, la que es más hermosa,
la Primavera… ¡qué bonita es!
Y un pastor que pregunta y queja:
“Zagal que estás sentado sobre sabrosa,
la hierba buena que mis ovejas tienen por mies;
levanta el culo que te lo cosa,
que ya hay un siete donde no ves”
Yo sonrojado le respondí:
“Estoy mirando desde la cumbre
el ancho mar, y lo que vi,
son los veleros que usted se pierde
por no mirar… estando aquí,
que con las cabras y las ovejas,
-su misión es el guardar-,
si una pastora fuera que asienta,
el descosido se ha de arreglar;
y estoy seguro, que un buen motivo
tendría usted para callar.
Quedó el pastor tan compungido,
y con este son se puso hablar:
“Que soy gay, que soy gay,
que aquí en el monte todo da igual,
ya sean cabras, sean ovejas, rinocerontes,
y algún tarzán… y algún tarzán”
Me levanté con mucha prisa,
él, pastor sin la camisa,
el ganado hacia un corral,
yo un zagal muerto de risa…,
¡corriendo hacia la mar!
¡Hombres de carne y hueso!,
que no hay otros,
por eso digo
hombres de carne y hueso,
que corréis hacia la mar,
y lo que digo,
que no hay otros,
es eso,
hombres de carne y hueso…,
¡corriendo hacia la mar!
Pienso en oliva
y me quedo tieso,
que algunas no lo tienen,
y es que en la mar,
si nos las dan,
y no las venden,
es lo que tiene,
sólo por eso,
como las burlas,
de anchoas y queso…,
¡corriendo hacia la mar!
Y es por eso,
que hombres de carne y hueso,
unos se venden,
y otros vendidos
ya no comprenden,
que los rellenos
son artificio,
aunque se llenen,
en los cielos y en la mar,
con otros hombres
y otros vicios…
Anchoas y queso,
más de lo mismo…,
¡corriendo hacia la mar!
Si yo fuera rico,
no estaría en la prisión,
donde estoy ahora
cuando me levanto;
cuando me levanto,
¿dónde estoy?...,
¡corriendo hacia la mar!
Como soy pobre,
sólo canto al deseo
que me estorbe,
y no lo digo por chinchón,
por lo que veo,
que todo hablar
es iniciada discusión,
y ya me arreo…,
¡corriendo hacia la mar!
Si yo fuera rico, -de nuevo-,
debe, debe, debe;
así decía la canción,
y yo bebo, bebo y bebo,
bebiendo hasta saciar;
y bebo tanto,
y tanto bebo,
que ya estoy lleno,
y rico de ilusión…,
¡corriendo hacia la mar!
Que por el dicho se abre el pico,
y por el alcohol el predicar,
yo de rico poco pico,
y de pobre tan perico…
¡Corriendo… hacia la mar!
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será el clavel que viene después,
será la Diosa, la que es más hermosa,
la Primavera… ¡qué bonita es!
Y un pastor que pregunta y queja:
“Zagal que estás sentado sobre sabrosa,
la hierba buena que mis ovejas tienen por mies;
levanta el culo que te lo cosa,
que ya hay un siete donde no ves”
Yo sonrojado le respondí:
“Estoy mirando desde la cumbre
el ancho mar, y lo que vi,
son los veleros que usted se pierde
por no mirar… estando aquí,
que con las cabras y las ovejas,
-su misión es el guardar-,
si una pastora fuera que asienta,
el descosido se ha de arreglar;
y estoy seguro, que un buen motivo
tendría usted para callar.
Quedó el pastor tan compungido,
y con este son se puso hablar:
“Que soy gay, que soy gay,
que aquí en el monte todo da igual,
ya sean cabras, sean ovejas, rinocerontes,
y algún tarzán… y algún tarzán”
Me levanté con mucha prisa,
él, pastor sin la camisa,
el ganado hacia un corral,
yo un zagal muerto de risa…,
¡corriendo hacia la mar!
¡Hombres de carne y hueso!,
que no hay otros,
por eso digo
hombres de carne y hueso,
que corréis hacia la mar,
y lo que digo,
que no hay otros,
es eso,
hombres de carne y hueso…,
¡corriendo hacia la mar!
Pienso en oliva
y me quedo tieso,
que algunas no lo tienen,
y es que en la mar,
si nos las dan,
y no las venden,
es lo que tiene,
sólo por eso,
como las burlas,
de anchoas y queso…,
¡corriendo hacia la mar!
Y es por eso,
que hombres de carne y hueso,
unos se venden,
y otros vendidos
ya no comprenden,
que los rellenos
son artificio,
aunque se llenen,
en los cielos y en la mar,
con otros hombres
y otros vicios…
Anchoas y queso,
más de lo mismo…,
¡corriendo hacia la mar!
Si yo fuera rico,
no estaría en la prisión,
donde estoy ahora
cuando me levanto;
cuando me levanto,
¿dónde estoy?...,
¡corriendo hacia la mar!
Como soy pobre,
sólo canto al deseo
que me estorbe,
y no lo digo por chinchón,
por lo que veo,
que todo hablar
es iniciada discusión,
y ya me arreo…,
¡corriendo hacia la mar!
Si yo fuera rico, -de nuevo-,
debe, debe, debe;
así decía la canción,
y yo bebo, bebo y bebo,
bebiendo hasta saciar;
y bebo tanto,
y tanto bebo,
que ya estoy lleno,
y rico de ilusión…,
¡corriendo hacia la mar!
Que por el dicho se abre el pico,
y por el alcohol el predicar,
yo de rico poco pico,
y de pobre tan perico…
¡Corriendo… hacia la mar!
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