Recuentos,historias que no cesan de aparecer
en mis sueños de mitos y realidades distintas.
Templos adoquinados de vitrales floridos
al estilo de Amelia,sortilegios en sus muros frescos
aún conservados bajo los pasos obligados del tiempo.
Una niña baila la suiza mientras espera que abran
las puertas revestidas en bronce pulido del templo.
Pasa el segundo autobús del día despejando
al tumulto de pasajeros que lo abordan
como manadas desesperadas.
Saco mi libreta de apuntes,
dibujo unos ojos y se me antojan que son los tuyos.
En el malecón los pescadores brillan como estatuas inmóviles
y sus pieles se asemejan a tiras de ébanos sin cortar.
Sigo dibujando,le he puesto cara a los ojos,
cabellos flotantes para cubrir la frente desierta,
boca de rosas y dientes de amapolas
para que salgan perfumadas las palabras.
Un gato maúlla,su lamento se extingue a lo lejos
acompasado por el ruido de las motos de carrera
que rodean el parque de la fraternidad.
Sigo dibujando,deslizo mi pluma y un mentón asoma su perfección
para dar paso al cuello.
Siguen los hombros y suspiro,
un borracho se detiene a mis espaldas
y mira sorprendido mi facilidad de improvisar
detalles en la hoja que ya ha dejado de ser blanca.
- ¡Carajo!...escucho que dice y se da un sorbo
de su botella misteriosa que solo él sabe donde la guarda.
Dibujo unos senos,grandes,idénticos,
me fijo en el árbol de papayas que crece admirable
en los jardines de una mansión privada.
No puedo evitar los escalofríos que saltan
desencajando mis huesos.
Desciendo rápido,certero y ya tengo un vientre
donde mezclo esencias de deseos cuando me invento un ombligo.
Soy la huella,la hoja vibra,adivina mis instintos
se retuerce de tanta desnudez.
Me detengo unos segundos y el tiempo pasa,
en mi mente brotan los vestigios de un naufragio,
el recuerdo de la tormenta y el desvelo
sobre tu piel,la noche de sudor y sorpresas que fue intrépida,
desquiciante,demoledora.
Han abierto las puertas del templo,
guardo la hoja en mi mochila de viajero conforme.
La niña ha dejado de bailar su suiza,el borracho
ronca cien ángeles sobre el banco de mármol
que yace junto a una fuente.
Las palomas se despiden del parque,
y yo me pierdo por el salón principal del templo de mis sueños.
Voy pensando,buscando siluetas en las paredes,rincones en los cuadros,
pistas de fuego para terminar de dibujar
lo que resta de tu cuerpo.
Jue Nov 14, 2024 4:55 am por caminandobajolalluvia
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