Fortuna
Tal, que femenino ardor rescata de su fuga,
como aliciente venablo en marejada
de su desnudo satén, casi arrojada
la estrella al fuego; que el ala de su oruga,
trae de su vuelo, estoico arrendatario,
que la clepsidra del rostro funerario,
sopla a su ángel, y aguarda de su ruego…
Otra belleza en sombra va en el fuego…
Rostro que agrada, de su contorno ya difuso,
el otro tramo esbelto de su luna,
por donde emana mi doncella, la fortuna
el rostro calmo, pero inquieto, ó ya profuso,
en otras alas de su cuello lastimoso,
de nieve, en su cabello melindroso,
no vuela, si suspende la marea,
del otro esbelto tramo en la pelea…
Doblega inquieto, la fortuna de tus pies,
donde tus pasos, albedrío son fortuna,
en otra esgrima acobardada, ó ya ninguna
en otra risa si del ángel, influencies…
Casi del ego, del tremado sol incierto,
vanagloría mi meandro, desconcierto:
en otra sombra, acicalada de fortuna,
cuasi destella lo tatuado en la laguna…
…Ó ya del quieto albor, del epicentro,
en otras claves de mi amor, trae desterrando,
es otra fábula de sombra, venerando
la copia inquïeta de su luz, casi del centro…
En otra risa, pueden voces acechar
en otra brisa del estoque de su mella
casi centella, de labor, en ultramar,
ó si la sombra en tu dolor, es aun más bella…
¿Por qué desata de mi luna aquélla nieve?
Cual estandarte en ti me ampara, y me subleve?
El otro hielo de mi cuna, mi talado
es otro arte de mi pena, enamorado…
Ó si ya el lienzo en mi debacle, canta acérrimo
cual venerando ya la hostil panoja
el otro arte de mi tuero va si escoja,
en otra risa de tu celo, Sol paupérrimo…
¿Por qué, si aún doblega mi talante,
el rostro fuera de mi ahínco, comandante?
En otra sombra, en otro cielo lacerante,
en otra risa, ya si es otra, tu baluarte…
¿Por qué la sombra, más quietud, es no soñarte,
casi al desvelo del amor, de voz pujante?
En otra sombra que la estrella de tus luces,
asombra nítida el fragor, ya de tus cruces…?
¿Por qué no silba, si el llanero el viento ataca?
Ó la llanura de tu verso, más me excita?
No corcoveando mi sepulcro, se desquita,
en otra sombra, cual si el duelo, trae albahaca?
Ó si se aviva, llamarada del pretérito,
no es la que cuaja, mi silencio en otro estero
cual si la sombra de lo oscuro ó lo agorero
sombra depara, si el amor, no es de su mérito?
Sólo el silencio… en la fortuna de mi amante,
es todo el oro, que mi amor hace fragante…
Tal, que femenino ardor rescata de su fuga,
como aliciente venablo en marejada
de su desnudo satén, casi arrojada
la estrella al fuego; que el ala de su oruga,
trae de su vuelo, estoico arrendatario,
que la clepsidra del rostro funerario,
sopla a su ángel, y aguarda de su ruego…
Otra belleza en sombra va en el fuego…
Rostro que agrada, de su contorno ya difuso,
el otro tramo esbelto de su luna,
por donde emana mi doncella, la fortuna
el rostro calmo, pero inquieto, ó ya profuso,
en otras alas de su cuello lastimoso,
de nieve, en su cabello melindroso,
no vuela, si suspende la marea,
del otro esbelto tramo en la pelea…
Doblega inquieto, la fortuna de tus pies,
donde tus pasos, albedrío son fortuna,
en otra esgrima acobardada, ó ya ninguna
en otra risa si del ángel, influencies…
Casi del ego, del tremado sol incierto,
vanagloría mi meandro, desconcierto:
en otra sombra, acicalada de fortuna,
cuasi destella lo tatuado en la laguna…
…Ó ya del quieto albor, del epicentro,
en otras claves de mi amor, trae desterrando,
es otra fábula de sombra, venerando
la copia inquïeta de su luz, casi del centro…
En otra risa, pueden voces acechar
en otra brisa del estoque de su mella
casi centella, de labor, en ultramar,
ó si la sombra en tu dolor, es aun más bella…
¿Por qué desata de mi luna aquélla nieve?
Cual estandarte en ti me ampara, y me subleve?
El otro hielo de mi cuna, mi talado
es otro arte de mi pena, enamorado…
Ó si ya el lienzo en mi debacle, canta acérrimo
cual venerando ya la hostil panoja
el otro arte de mi tuero va si escoja,
en otra risa de tu celo, Sol paupérrimo…
¿Por qué, si aún doblega mi talante,
el rostro fuera de mi ahínco, comandante?
En otra sombra, en otro cielo lacerante,
en otra risa, ya si es otra, tu baluarte…
¿Por qué la sombra, más quietud, es no soñarte,
casi al desvelo del amor, de voz pujante?
En otra sombra que la estrella de tus luces,
asombra nítida el fragor, ya de tus cruces…?
¿Por qué no silba, si el llanero el viento ataca?
Ó la llanura de tu verso, más me excita?
No corcoveando mi sepulcro, se desquita,
en otra sombra, cual si el duelo, trae albahaca?
Ó si se aviva, llamarada del pretérito,
no es la que cuaja, mi silencio en otro estero
cual si la sombra de lo oscuro ó lo agorero
sombra depara, si el amor, no es de su mérito?
Sólo el silencio… en la fortuna de mi amante,
es todo el oro, que mi amor hace fragante…
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