Gallarda sin la noche, la bucólica apacible,
en el cantar de los grillos, ruiseñora cognoscible…
en el cantar de los grillos, ruiseñora cognoscible…
De tus ojos, dulce fortuna
Rocío impenetrable, tu figura,
marcha la endeble pira tu hermosura,
sensible a tu mirada esplendorosa,
cadencia hermosa, el litigio de tu rosa
que a bermellón trajinado y esbelto
desentona a lo rojo con el ojo cano,
que a la sömbra hidalguía con un treno
muy risueña cabe en la orilla, mi pie suelto…
Y en la prosa, nacarada de la flor
de su montura breve, nace el estro
cadenciosa y alegre su cabestro
entre perdidas aves diurnas su color…
Estoicas brumas hacendosas
alan, gimen su cordura iridiscente,
y hacen señas de su amor pacïente
bermejas olas del crepúsculo, sus rosas…
A diurna espera, en un instante se perfuma
y sofoca el instante de la pluma
la salvadera que su lluvia hace del estro
la obra mineral del diurno espectro;
en la celada de tus ojos el Verano
convida al menos de sus aguas, la mañana
donde la sed de tu mirada y de tu mano
hacen los besos de mi voz temprana…
Dulce, y enhiesta la figura de tu artesa,
engavillado a tu cintura, alba en tu testa
que la poesía de tus ojos no me asesta,
sino con solas flechas que se clavan en mi presa…
Mi pecho late aún, sin el robo de tus flores
nacarando aquél estigma tan solëado en tus albores,
donde el joven arrebato de tu risa es mi lamento
por no caer enamorado, sin mi fuga, sólo aliento…
De tus brisas igualadas con tu flora,
el carmín tan deseado me desdora
cavilando con su fruto aún me engaña
tu cintura en verde mar, nace ermitaña…
Beso al áurea de la faz, verde pradera
cuyo innombrable pedregullo sostuviera
de tus pasos aún descalzos, no perdiera
su perfume en lentos mares, Primavera…
Árde en la noche su vislumbre nacarado,
y es el ocio tu sin fin tan espejado,
a tu sol, tu destemple enamorado,
que hace sombra mi latir fresco a tu lado…
Tan de bruma acicalada es tu sonrisa
que el desvelo junto al llanto se desliza
y se imparte en tu locura deslizada
aquella voz desde tu centro, bienamada!
Eres el claustro que la luna se prohíja,
y sólo al viento nacerá, desde tus alas
aquélla libertad que tú recalas
al horizonte que persüade y que me inflija…
Sólo despierto, beso el Sol, tus ojos dulces,
sólo resoles del remanso de tu sombra,
Enamorada, tienes el nombre que me alumbra
y en tu silencio tus pupilas, estrellas alces…
De mi vertiente, oscura y tan tallada,
Corazón, has sido sol, y enamorada.
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