Septiembre arroja mis recuerdos, en un trance
soñar tu luz, desnudo agobia mi romance,
en otras aguas he dejado tu belleza;
la adoración de tu esperanza, en mi certeza…
Mis ojos tienen en la fe mi duro encono
ó la plausible adoración de tu perfume,
todo declaro sobre ascuas, mudo trono
de tu belleza, hacedora que consume…
Septiembre afinca bajo crudas esperanzas
la voz no célibe de gallardas elocuencias,
finando de mi estero, impaciencias
que tu declive en lo álgido, no afianzas…
Sordos mis ángeles, desnudan mudas hieles,
ó continencias voluntarias en las hablas
mi amor por ti, se bate si no entablas
de la mazmorra donde argentas y consueles…
Tu rostro erige de las sombras, mi artesano
¿He visto a Helena? Ó la fiebre en mi insanía
muda me quiebre bajo lunas tu alma mía
ó la vertiente de tu sombra en rostro vano…
Si la tormenta de mi glosa en tu diamante
emblema el arte de la sombra, en mi batalla
contigo el Arte, en mi quimera, no te halla,
contigo fiebre es gallardía, mi estro amante…
Oh! La bruma de mi centro, muda habla
para perder en tu delirio, mi semblanza:
sorda mi piel, es el perfume que no avanza,
contigo sombras vulnerables, en la tabla…
Mi rostro ciega de mi ornar perfume vano
que no la sombra de mis sombras hace cano
de mi prudencia, todo el arte, confrontado
con maravillas de tu arte enamorado…
Ooh brisa, oh descuello en mi agonía
perfume vano, de mi intonsa luz que emana,
la gallardía de tu salmo en mi ventana,
me nubla el eco de tu rostro, oh lozanía…!
Mi luz descalza de mi entero corazón,
aquélla cuna tan devota de tus labios,
que en valentía de mi rostro, en tu prisión
ya no desvela de mi aliento, rojos cambios…
Ooh! La estridencia de mi impronta se devana
por aplaudir, de tu destello, la mañana!
Si la fortuna en tu cabello, fue del Oro,
mi amor embiste con tus sombras, meteoro:
no lo tapiado en ningún sello, mi amor baña…
Ó lo tremado de mi verso en ti se inspira,
sombra y decoro bate el viento que te empaña,
ó ya la forma de mi alma, en ti delira…
Mi ruina afable, fue endulzada de tu néctar,
amor, semblante, todo el ágata marina,
mi rostro en tu sendero, se encamina,
ó ya no pierde mi amor, tu proyectar…
Mi sombra endeble a mi suspiro fue de bruces,
tan anidado de tu ahínco en su talud,
tanto mis rosas, por tu claro, fueron goces,
que la manera de mi alma, es gratitud…
Por ti el sendero de mis rosas, puede oírme,
y en mis arenas, mi debacle, es desmedirme…
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