Lucifer enamorado

Lucifer enamorado

De un ángel desnudo, de una dama,
de un muerto en pleno campo de batalla,
de un timbre de violín, de un gran pedazo
de torta de limón en pleno baile,
de un hijo de albañil, de un viejo sastre,
de una camisa honrada en pleno pecho,
de un tigre que escapó del circo pobre
y se sirve en el bar un trago que calme su angustia,
de un tren, de un matador, de una muchacha
en cuyos senos redimió el pecado el mundo,
de un perro que nos lame, de un bombero
que sólo apaga los incendios que comienza,
de un cuervo, de un botón arrebatado
por los amantes en la prisa de la prisa,
de un as en la baraja de tus ojos,
de un cielo en la pupila de tus mapas,
de un gran tesoro en esas islas de tus pechos,
de la muerte sepultada junto a tu ancla,
y del timón del tiempo, que reparte
a cada cual un diente y un horario,
un viaje, un maletín, unas toallas
y un sueño en que fundar lo que no encuentren.
El viejo Lucifer se ha enamorado,
no quedan besos, pero él sabe o bien presiente
que hay otras formas de vivir, lejos del cielo,
que hay otras formas de escapar de infierno y paraíso,
si les preguntan, no lo han visto, va conmigo,
que esto de forjar flechas nunca supe
que iba a ser un negocio tan próspero, tan llano
y tan reparador para los que no creemos
en historias de amor estas alturas del partido.

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19 03 15