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por Poesía para vos, Meybel
Ofrenda a tus labios
Beso la alquimia de tu voz, donde mi ofrenda
es fuego que a mi verso undoso abriga,
la lentitud de tu silencio, buena amiga
donde aquél arte de tu beso, me reprenda…
Oh, íntimo amor, que a mi sueño no lo ocluye
fantasía en mi venablo, sombra austera
coloquio dulce, y palabra en primavera,
de tu mirada el mismo albor que verso arguye…
Oh fantasía señalada entre mis manos,
sobre el sendero y tú la estrella, mis veranos
donde las alas que a destiempo no argüían
desde aquél beso que tus labios boca guían…
Sólo la estrella de mi boca entre tus alas,
aquélla nieve de sofreno, de locura
perpleja alaba de mi río a fornitura,
aquélla boca, donde tu jazmín regalas…
Oh, no mi huella destrone tu hermosura,
tan cabizbajo en el oriente que tramonta
vituperada sombra, lento afronta
la misma huella de tus labios, tu dulzura…
Mirada cierne aquél bajel donde mi acierto,
en olas ruge, y va trepándose las olas
do tu mirada sombra ruge, flores solas
al desconcierto en tu mirada: mar abierto…
Tu sostenida miel, besó tus labios
como acerada luna, ribete de mis labios
donde muriera no mi sombra, mi ágil boca
para besarte en mi desvelo, que trastoca…
Mi lenta bruma hace tu miel, mi sueño boca,
cual garantía de tu rosa de hermosura,
cual el silencio de mi voz, mi sombra pura
tan afianzada en tu bajel, nevada roca…
De mi resguardo en tu regazo, la mañana
música es, de tu latido en noche adusta,
perfumando no mi albor, estrella justa
sobre el sendero de tu voz, la estrella gana…
Mi ojo no ágil, no amedrenta ni diluye
cual fantasía de mi sombra ardor no süeña,
mi devanado alcor, que se despeña
sobre tu boca de miel, mi palabra se destruye…
Ardor ó flecha, que mi gusto no ofrendara,
en ti mi bella, no hay pasión que no te amara…
Ofrenda a tus labios
Beso la alquimia de tu voz, donde mi ofrenda
es fuego que a mi verso undoso abriga,
la lentitud de tu silencio, buena amiga
donde aquél arte de tu beso, me reprenda…
Oh, íntimo amor, que a mi sueño no lo ocluye
fantasía en mi venablo, sombra austera
coloquio dulce, y palabra en primavera,
de tu mirada el mismo albor que verso arguye…
Oh fantasía señalada entre mis manos,
sobre el sendero y tú la estrella, mis veranos
donde las alas que a destiempo no argüían
desde aquél beso que tus labios boca guían…
Sólo la estrella de mi boca entre tus alas,
aquélla nieve de sofreno, de locura
perpleja alaba de mi río a fornitura,
aquélla boca, donde tu jazmín regalas…
Oh, no mi huella destrone tu hermosura,
tan cabizbajo en el oriente que tramonta
vituperada sombra, lento afronta
la misma huella de tus labios, tu dulzura…
Mirada cierne aquél bajel donde mi acierto,
en olas ruge, y va trepándose las olas
do tu mirada sombra ruge, flores solas
al desconcierto en tu mirada: mar abierto…
Tu sostenida miel, besó tus labios
como acerada luna, ribete de mis labios
donde muriera no mi sombra, mi ágil boca
para besarte en mi desvelo, que trastoca…
Mi lenta bruma hace tu miel, mi sueño boca,
cual garantía de tu rosa de hermosura,
cual el silencio de mi voz, mi sombra pura
tan afianzada en tu bajel, nevada roca…
De mi resguardo en tu regazo, la mañana
música es, de tu latido en noche adusta,
perfumando no mi albor, estrella justa
sobre el sendero de tu voz, la estrella gana…
Mi ojo no ágil, no amedrenta ni diluye
cual fantasía de mi sombra ardor no süeña,
mi devanado alcor, que se despeña
sobre tu boca de miel, mi palabra se destruye…
Ardor ó flecha, que mi gusto no ofrendara,
en ti mi bella, no hay pasión que no te amara…
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