Todo en juego

Todo en juego

Lo que pasa es que quisiera estar callado,
vaciarme de las voces que me aturden,
del grito que escuché, de los sermones
que no me dicen nada, salvo que huya.
Por eso lanzo verbos, pianos, arcoíris
y una que otra gota de bermeja sangre,
de semen germinal, de vino tinto
o de océanos pegados al tuétano de mi alma.
Lo que pasa es que no juego al escondite,
me doy a la humedad del territorio,
al musgo que nos pudre, al laberinto
de un tiempo sin final en que morimos,
en que nos dicen que sigamos adelante
cuando ya no hay adelante ni destino,
es todo aparecer cada mañana
en las mismas oficinas de la muerte,
cumpliendo algún deber indescifrable
y echándonos al hombro la más triste alegría.
No bailo con mis muertos, los rescato
del tiempo en que lucharon por la vida,
los traigo a colación para que abramos
la vieja y fértil puerta del futuro,
lo que pasa es que tenemos que reunirnos,
dejar de parpadear como un semáforo,
de atarnos en el barco que ya se hunde,
de huir como las ratas del naufragio,
es que las costas, como el barco, se sumergen,
la línea matinal del horizonte,
el titular que dice estamos libres
y que se escribe con cadenas ancestrales.
Lo que pasa es que te espero y no has llegado,
lo que pasa es que no soy hasta que vengas,
en esta plaza hay sol, hay fuentes para el riego
y algunos niños juegan como entonces,
vayamos al lugar, tomemos aire,
miremos desde el césped las estrellas,
que nadie nos confunda con su olvido,
somos humanos y nuestro sitio es este:
amar y palpitar, verter la vida
en copas o en alforjas como amigos,
hay tanto que arreglar, que si esperamos,
nadie lo va a arreglar, no habrá motivo:
será la tierra un pedregal de vidrios rotos
y el hombre el último pedazo de la piedra,
un gran adiós para aquel plan de ser felices,
un punto más que se apagó en el infinito.
Lo que pasa es que todo se halla en juego,
por eso he de callar, para que vuelvas
y vuelvan junto a ti tantas palabras.

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07 02 15