Aquella Madrugada

El frío se apodero de mi cuerpo
Con el corazón adolorido, golpeándome por dentro
Destrozándome las venas,
El dolor se apodero de mi rostro,
Y no acepto, que te vayas de mi vida…
Que me quede sola de nuevo.

Me siento perdida,
Entre tanta lluvia… acompañada de la soledad,
Con el alma desangrándose,
Se ha ido de mí la felicidad.

Me duele hasta respirar…
Ya nada queda, ya no hay lunas… no hay estrellas…
Se acabaron esas noches de desvelos,
Y aquí en estas líneas, esta el vacío que dejaste
Y en mi corazón, una herida que tardara en sanarse.

Hola Lorea!!

La felicidad depende de cada uno de nosotros, si esperamos que un ser venga a llenar nuestro vacío cuándo éste desaparezca nos sentiremos morir. Debemos acostumbrarnos a hacer de la soledad una situación apta para la creatividad.

Buen poema!!

Gracias por compartirlo

ay Lorea estos versos tan tristes... tu corazòn es grande y se que un día llegarà esa persona que sabrá llenarlo de mimos y bienestar... besos mi niña... no llores tanto!!!!