Debo vivir

Debo vivir
“Jaime está muerto- le dije”

Debo vivir, por mí, por ti, por todos los que han muerto,
por mi propia muerte diaria y sostenida,
por la sola salvación de tu recuerdo.
Debo vivir, llorando a mares, apelmazado
a la noche sin abrazos ni más contradicciones,
al diario actuar de mis deberes y del tiempo
que pasa simplemente como un bus que lleva y trae.
debo vivir porque ya vivo,
porque ya traigo el gen, la estirpe, el retro impulso
desde la nada milenaria de mis huesos
al polvo aciago de una estrella sin más nombre,
desde aquel parto en la raíz de mis dos padres
al trozo de mi ser que he convertido en hijo,
desde mi voz que tanto amó sin ser amada,
o tanto amaron sin oír yo tal aullido.
Debo vivir porque estás vivo como siempre,
en las banderas que los vientos de la tarde llevan
al mar como sus lágrimas los ríos,
como sus leños al fogón las manos nuestras,
las causas de la historia, la alegría
de todos los que, pese al sufrimiento,
algo rindieron de su amor a un mejor tiempo,
a un mejor sol para el que quede y sobreviva,
para el que cante, aunque se olvide nuestros nombres,
para el que canto, aunque ni escuche su secreto entre mis labios.
Debo vivir porque es el signo necesario
tras la desolación de tantos exterminios,
de tanta incomprensión organizada,
de tanta soledad de multitudes,
de tanto corazón que precisó que otro latiera
y sólo oyó correr las ambulancias del destino.
Debo vivir porque tú vives,
quizá no diariamente, no hora tras hora,
sino sólo cuando el viento es un recuerdo,
cuando el cerebro es atar nudos y la sangre
una erupción con tu presencia vuelta llanto,
con tu recuerdo de herido sin disfraces,
de paje sin salón más que este mundo,
de muerto sin creer lo que te pasa
ni menos lo que pasa con nosotros, que quedamos.
Debo vivir porque tú vives,
quizás igual que siempre, libre, fértil,
enamorado de la luz de estas palabras,
esperando con la cena o por la cena,
en el fondo esperando por el beso que te abriera el apetito.
Debo vivir porque entra aire en mis pulmones,
una punzada en mi riñón, un aerolito
en mis pupilas que recrea el universo
y luego cae vuelto un lagrimón de fiesta y caos,
de lucha inmemorial entre alma y cuerpo,
entre hosco suceder y fémur de esperanzas,
entre tu aprobación y la medalla en que te cuelgo.
Debo vivir porque lo pides, porque quieres
que yo viva, pese a ti, por ti, para contigo,
porque me amaste y me amas pese a todo,
porque palpitas con mi ser como yo palpito con tu ausencia
y busco en mi reloj la hora tierna
de regresar de este morir que es estar solo
a ese vivir que sólo juntos me interesa.
Debo vivir porque es felices que crecemos
y porque tú, que ya no estás, sabes lo mismo:
que yo no estoy y que sin mí no hay otra vida
para dos que no resista en lo imposible.
Debo vivir porque te espero y vienes,
debo vivir porque me esperas y ya marcho,
un día voy por ti, será que entonces
ya ni la muerte ha de impedir, sencillamente,
que vivamos juntos para siempre, que vivamos
juntos como siempre simplemente los dos hemos querido.

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05 07 14