Una casa para todos

Una casa para todos

Cerradura y abre blanda,
palabras del cabizbajo,
no está la luna debajo,
no está en el mar la baranda.
Tampoco el pie en quien desanda
por miedo a su carcelero,
tampoco el frío en enero
ni la entrada en quien se calle,
todo está donde batalle
la flor versus el florero.

Así en tu casa la puerta
contiene el todo y la nada,
bienvenidas en la entrada,
misterios sin más alerta.
Entras como quien despierta
de un sueño raudo y barroco,
luchan el cuerdo y el loco,
braman simples y complejos
y hay sombras como hay espejos
en que juegan mucho y poco.

Las visitas ya lo saben,
por eso llegan con flores,
con campanas, con amores,
con besos que ya ni caben.
Algunas puede que claven
su vinagre en algún muro,
otras limpiando lo oscuro
con su radiante alegría,
y otras que desde algún día
ya no se van del conjuro.

Por eso, si entran y salen,
siempre hay palabras y abrazos,
recuerdos como Pegasos
que vuelan, sueñan y valen.
Sé que hay días que equivalen
a un festejo clausurado,
que en casa dan por sellado
el paso de un viejo sueño,
pero sé que en un pequeño
resquicio vuelve lo amado.

Tu casa es pues un planeta,
es este azul que ya habitas
con ventanas infinitas
con muros y alguna grieta.
Hermano, tu casa es meta
del justo sin acomodos,
del que nace de mil modos
y lucha por verla digna
que en la tierra es su consigna
ser la casa para todos.

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20 06 14