Leer
No es sólo lo que lees, además es cuándo,
cuándo es que el hallazgo de esas voces se hace tuyo,
en qué lugar se encuentran tú y el aire
que las pone en tu oído, a ver qué azul despiertan,
a ver qué traje instalan en tus carnes desnudas
y qué vagón de tren en tu corazón de viaje.
No es sólo lo que lees, además es dónde,
dónde del mundo te han llamado esas palabras,
en qué bar, puerto, torre, en qué delgada
calle del ocaso o de la aurora fugitiva,
en cuál habitación de las que amparas
con tu piel, con tu sueño, con todas tus pesquisas.
No es sólo lo que lees, además es cómo,
cómo has abierto tus ojos y tu libro,
cómo has abierto tus alas en tal vuelo misterioso,
¿ibas metido en el metro tumultuoso?,
¿te aprestabas al sueño que repara tus cansancios?,
¿volvías de una fiesta, de una muerte, de un milagro?,
¿era la soledad tu fiel y fresca amiga?
No es sólo lo que lees, es además adónde,
adónde vas con tus pupilas y sus galgos,
con tu crepitación mientras las hojas giran,
con tu sed en el acto de la siguiente letra,
con tu vida y amor en el misterio del próximo capítulo.
¿Creciste ya y dejaste tus juegos infantiles,
Volviste, ya de viejo, a aquel libro en que llorabas,
te has ido del lugar, o aún resides en la aldea
en que todos los días un gallo azul cantaba al alba,
en que todas las palabras eran flores, pan o barcas?
Como ves no es tan sólo lo que lees cada día,
es cómo vives y amas, es cómo haces
para, entre página y página, permitirte seguir vivo,
ir al baile, luchar, tener tus hijos y amores
y capturar diamantes en un mundo que ya muere,
como ves no es leer, sino vivir mientras bulles
en los mundos amados de verbos y adjetivos,
de párrafos imposibles que devoras de mañana
y en los que existes más y mejor que entre tus labios.
Como ves no es leer, sino vivir leyendo,
saber que sólo allí, como lector, tú existes,
el resto nada más que preparar la sopa,
desnudarte solitario o con esos breves cuerpos,
palpitar cada vez que lo permita una pausa,
y entonces regresar, volver al libro amado
en que vives por fin, en que tu ser se llena,
y en que la obscena realidad es apenas un gesto
para volver a abrir la página en que naces, ciegamente,
y en la que por fin te haces un ser feliz, pleno y eterno.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
02 05 14
No es sólo lo que lees, además es cuándo,
cuándo es que el hallazgo de esas voces se hace tuyo,
en qué lugar se encuentran tú y el aire
que las pone en tu oído, a ver qué azul despiertan,
a ver qué traje instalan en tus carnes desnudas
y qué vagón de tren en tu corazón de viaje.
No es sólo lo que lees, además es dónde,
dónde del mundo te han llamado esas palabras,
en qué bar, puerto, torre, en qué delgada
calle del ocaso o de la aurora fugitiva,
en cuál habitación de las que amparas
con tu piel, con tu sueño, con todas tus pesquisas.
No es sólo lo que lees, además es cómo,
cómo has abierto tus ojos y tu libro,
cómo has abierto tus alas en tal vuelo misterioso,
¿ibas metido en el metro tumultuoso?,
¿te aprestabas al sueño que repara tus cansancios?,
¿volvías de una fiesta, de una muerte, de un milagro?,
¿era la soledad tu fiel y fresca amiga?
No es sólo lo que lees, es además adónde,
adónde vas con tus pupilas y sus galgos,
con tu crepitación mientras las hojas giran,
con tu sed en el acto de la siguiente letra,
con tu vida y amor en el misterio del próximo capítulo.
¿Creciste ya y dejaste tus juegos infantiles,
Volviste, ya de viejo, a aquel libro en que llorabas,
te has ido del lugar, o aún resides en la aldea
en que todos los días un gallo azul cantaba al alba,
en que todas las palabras eran flores, pan o barcas?
Como ves no es tan sólo lo que lees cada día,
es cómo vives y amas, es cómo haces
para, entre página y página, permitirte seguir vivo,
ir al baile, luchar, tener tus hijos y amores
y capturar diamantes en un mundo que ya muere,
como ves no es leer, sino vivir mientras bulles
en los mundos amados de verbos y adjetivos,
de párrafos imposibles que devoras de mañana
y en los que existes más y mejor que entre tus labios.
Como ves no es leer, sino vivir leyendo,
saber que sólo allí, como lector, tú existes,
el resto nada más que preparar la sopa,
desnudarte solitario o con esos breves cuerpos,
palpitar cada vez que lo permita una pausa,
y entonces regresar, volver al libro amado
en que vives por fin, en que tu ser se llena,
y en que la obscena realidad es apenas un gesto
para volver a abrir la página en que naces, ciegamente,
y en la que por fin te haces un ser feliz, pleno y eterno.
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02 05 14
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