Directo a la verdad
No encuentro la verdad, ya no la encuentro,
se fue en el autobús rumbo a la guerra,
en la cuenta del pan, en la lavaza
de aquellos platos sucios, en la boca
que besé y que no besé, pero que calla,
se fue en el corredor que gana el premio,
en la hora en el doctor, que no me encuentra
nada, ni un pálpito ni un tic, ni más señales
de pronta muerte o de vida prometida,
se fue en el vendedor que sube precios,
en el consumidor que le reclama,
en la eterna discusión que las legumbres no comprenden.
No sé qué más buscar, la sombra miente,
la belleza se luce mientras puede,
la fama se atosiga de gusanos
y el poder detiene las turbinas de la historia,
el viejo corazón ya ni lo ocupo,
lo tuve expuesto al sol, a las naranjas,
a las olas del mar, pero no pudo recobrarse.
Así pues, la verdad es lo que falta,
la terca conclusión de que debemos
vernos más seguido, hablar sin confusiones,
tejer el pacto de dialogar y dialogar hasta la luna,
hasta la noche misma en que los ojos se nos cierren
y sepas tú por qué y yo también sepa
por qué no nos dejamos de miserias,
por qué no comenzamos con tomarnos de la mano
y construir aquello que así es como existe,
la vieja soledad de la verdad entre nosotros,
honesta y fraternal, siempre perdida en nuestros sueños
y alerta cada vez que somos serios y reímos.
No encuentro la verdad, pero no importa,
que dispuesto estoy contigo a construirla,
a verla florecer, quizá si pronto,
pero terrestre y nada más que verdadera
porque tú y lo somos, y así somos
ella misma en nuestra mesa, cada día, cada tarde,
cada noche de volver a descubrirnos.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
16 01 14
No encuentro la verdad, ya no la encuentro,
se fue en el autobús rumbo a la guerra,
en la cuenta del pan, en la lavaza
de aquellos platos sucios, en la boca
que besé y que no besé, pero que calla,
se fue en el corredor que gana el premio,
en la hora en el doctor, que no me encuentra
nada, ni un pálpito ni un tic, ni más señales
de pronta muerte o de vida prometida,
se fue en el vendedor que sube precios,
en el consumidor que le reclama,
en la eterna discusión que las legumbres no comprenden.
No sé qué más buscar, la sombra miente,
la belleza se luce mientras puede,
la fama se atosiga de gusanos
y el poder detiene las turbinas de la historia,
el viejo corazón ya ni lo ocupo,
lo tuve expuesto al sol, a las naranjas,
a las olas del mar, pero no pudo recobrarse.
Así pues, la verdad es lo que falta,
la terca conclusión de que debemos
vernos más seguido, hablar sin confusiones,
tejer el pacto de dialogar y dialogar hasta la luna,
hasta la noche misma en que los ojos se nos cierren
y sepas tú por qué y yo también sepa
por qué no nos dejamos de miserias,
por qué no comenzamos con tomarnos de la mano
y construir aquello que así es como existe,
la vieja soledad de la verdad entre nosotros,
honesta y fraternal, siempre perdida en nuestros sueños
y alerta cada vez que somos serios y reímos.
No encuentro la verdad, pero no importa,
que dispuesto estoy contigo a construirla,
a verla florecer, quizá si pronto,
pero terrestre y nada más que verdadera
porque tú y lo somos, y así somos
ella misma en nuestra mesa, cada día, cada tarde,
cada noche de volver a descubrirnos.
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16 01 14
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