Abreva de tu cuerpo la blancura,
la nieve es el blasón de tu cintura...
la nieve es el blasón de tu cintura...
La venganza del jazmín
En ti la noche cede presta la venganza
de aquellos ojos que te vieron tan dolida
donde tus manos fueron ecos de mi vida
donde tu cielo fue cadencia y remembranza...
En ti la noche cede, por mudanza,
el mismo albor que intercede en mi resguardo,
y en tu silencio, el mismo ardor de tu venganza
orna mi vïentre con la espuma, donde aguardo...
Láctea doncella, plenitud de mi sonrisa
aleve talla ya la holgura de una gema
en tu mirada de efusión, en la diadema
verte desnuda es la prisión, melancoliza...
A mi manera yo te amé entre tus pechos,
dulcificando la manera de mis besos
mientras henchido, yo te amaba en nuestros lechos,
mi ojo te desnudaba más aún, sobre mis huesos...
Ni una palabra, que no fuera sólo amor
se conjugaba en nuestra celda amatoria
mirada y besos, y el placer en nuestra historia
aún escribíamos cautivados en tu flor!
Mi ojo no es todo, lo que pinta en este fresco
de éste artista, en tus piernas se perdía
aún las flores que más bellas, fantasía
nuestros campos cabalgábamos al risco...!
Loco por ti, me enamorabas en tus senos
ansioso por ver más de aquélla aurora
sediento de tus manos y tus trenos
que volaban en el aire, en tu locura...!
Tu boca, mil veces besé, mil veces dulce!
En tu abdomen escribí con mi guitarra,
acercándome a la euforia que me amarra
el éxtasis de amor tus soles alce!
Luego besaba yo tus pies y tus tobillos
eran la miel que sostenían a mis labios
tus besos fueron la rosa que tus brillos
anudaban a tu cuerpo la nieve de tus cambios...
Oh nieve de tu goce, oh boca tan nevada
en el ardor de tu rubor te abracé en mi pena
socavándome el licor que adusto me envenena
Tú! Mi rosa! Mi flor! Mi jazmín, tan perfumada!
Luego sobre mí alimentabas a mi boca
con ese perfume loco que ebrio me trastoca
y en tu perfume y boca mordiste en mi cuello
la venganza del cabello donde soñaste tu empello!
Fueron horas de besos y miradas, de miradas y celos
descubrir en tu añoranza los resabios de tus aguas,
cristalinas en mi pecho donde el sudor de tus cielos
mordían peces y süeños que en la vida son ya treguas...
Caudalosa locura, me amaste, muchacha, me amaste!
Ebrio de tu cintura la locura me dejaste!
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