La ocupación de los objetos
No soy nada sin mis lentes, y mis lentes
siguen siendo lentes si no estoy, qué cosa extraña.
Las cosas sólo se unen a nosotros
¿y nosotros no podemos imitarlas?
¿Acaso el pantalón te echó de menos
mientras viajabas por el sueño y sus arenas,
o el reloj dejó de andar mientras te duchas,
o el plato triste habló sin ti en la mesa?
¿Acaso sin ti no pueden seguir rumbo tus zapatos,
o el diamelo florecer o la gotera
proseguir con su concierto en la cocina?
¿Acaso tú podrías ser feliz sin tu camisa,
sin esa luz azul de tus ventanas,
sin el libro que ayer te regaló una novia
o la flor que le envías ahora mismo a tus hermanos?
¿Podrías sin cuchillo cortar queso
o abrir las bóvedas del mar sin esa llave,
sin peines refundar tu cabellera,
sin guantes soportar el frío olvido?
Aléjate y verás cómo otro come
con tu cuchara y tu mantel tu misma sopa,
cómo se enrolla en otro cuello tu bufanda,
cómo feliz la tela suave de tus sábanas
recibe un par de cuerpos que no son tú ni aquella amante.
Morimos no por ya no tener pulso,
es porque los objetos nos olvidan,
aquella foto no recuerda nuestros nombres,
de aquel pañuelo se secó nuestro sudor y nuestro llanto,
pintaron esa puerta en la que tantas veces
golpeamos para hallar la entrada al cielo.
Morimos porque el árbol no recuerda
de quiénes son las iniciales que grabamos,
ni el parque aquella flor que en tu homenaje
con respeto le pedí a la primavera.
Dejamos de existir en las almohadas de la ausencia,
se borran nuestras huellas en la calle en que vivimos,
cada vez menos se es porque las copas
se rompieron o alguien las enjuagó y las guardó en la vieja caja.
Mis lentes quedarán, yo y mi miopía nos marchamos,
quien halle estas palabras bien lo sabe,
quien pase de largo no cambia el vaticinio,
quien reflexiones n o por eso detendrá la inexorable
Podrás no saber nunca quién te escribe,
como tampoco yo sabré quienes han sido los lectores,
pero los que han tomado este papel y lo leyeron
o lo arrugaron más bien para que caiga a la basura,
no logran nada más que hacer definitivo
el hecho de que sin él usted y aquel y yo
nos volveremos nada, nada, salvo aquello
que mis lentes nos permitan tras su permanente olvido.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
19 09 13
No soy nada sin mis lentes, y mis lentes
siguen siendo lentes si no estoy, qué cosa extraña.
Las cosas sólo se unen a nosotros
¿y nosotros no podemos imitarlas?
¿Acaso el pantalón te echó de menos
mientras viajabas por el sueño y sus arenas,
o el reloj dejó de andar mientras te duchas,
o el plato triste habló sin ti en la mesa?
¿Acaso sin ti no pueden seguir rumbo tus zapatos,
o el diamelo florecer o la gotera
proseguir con su concierto en la cocina?
¿Acaso tú podrías ser feliz sin tu camisa,
sin esa luz azul de tus ventanas,
sin el libro que ayer te regaló una novia
o la flor que le envías ahora mismo a tus hermanos?
¿Podrías sin cuchillo cortar queso
o abrir las bóvedas del mar sin esa llave,
sin peines refundar tu cabellera,
sin guantes soportar el frío olvido?
Aléjate y verás cómo otro come
con tu cuchara y tu mantel tu misma sopa,
cómo se enrolla en otro cuello tu bufanda,
cómo feliz la tela suave de tus sábanas
recibe un par de cuerpos que no son tú ni aquella amante.
Morimos no por ya no tener pulso,
es porque los objetos nos olvidan,
aquella foto no recuerda nuestros nombres,
de aquel pañuelo se secó nuestro sudor y nuestro llanto,
pintaron esa puerta en la que tantas veces
golpeamos para hallar la entrada al cielo.
Morimos porque el árbol no recuerda
de quiénes son las iniciales que grabamos,
ni el parque aquella flor que en tu homenaje
con respeto le pedí a la primavera.
Dejamos de existir en las almohadas de la ausencia,
se borran nuestras huellas en la calle en que vivimos,
cada vez menos se es porque las copas
se rompieron o alguien las enjuagó y las guardó en la vieja caja.
Mis lentes quedarán, yo y mi miopía nos marchamos,
quien halle estas palabras bien lo sabe,
quien pase de largo no cambia el vaticinio,
quien reflexiones n o por eso detendrá la inexorable
Podrás no saber nunca quién te escribe,
como tampoco yo sabré quienes han sido los lectores,
pero los que han tomado este papel y lo leyeron
o lo arrugaron más bien para que caiga a la basura,
no logran nada más que hacer definitivo
el hecho de que sin él usted y aquel y yo
nos volveremos nada, nada, salvo aquello
que mis lentes nos permitan tras su permanente olvido.
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