Que no me esperes
Mínimo que esta vez muero,
mínimo que tú me matas,
te vas, partes y retratas
en mi pecho un agujero.
Ya no sé si yo te quiero
o es sólo dolor tu ausencia,
sé que no tendré existencia
si a mis pasos me abandonas,
sé que si no te perdonas,
yo lo haré sin más esencia.
Esta historia ya no es nueva,
cuantas veces final tuvo,
lágrimas, furor, un cubo
que no se abre ni aunque llueva.
Cuantas veces no se lleva
mi dolor tu peso oscuro,
tu partida hacia lo impuro,
tu promesa no cumplida,
cuántas veces ya sin vida
quedo yo y tú tan seguro.
Pero igual duele y más duele
cuando creo que no hay vuelta,
que no queda duda suelta,
que el volver ya a nada impele.
Por eso sin que recele
me echo a llorar por la casa,
lleno de dolor la taza
del amor que tú vaciaste
y que al huir enfriaste
sin dejar ni té ni brasa.
En mis ojos hay mudanza,
tú te vas, llega la noche,
es bien funerario el coche,
es bien lúgubre su danza.
Tú te alejas, ella avanza,
ni siquiera luna trae,
es como un pulmón que rae
el aire que queda en mi alma
y que rasga hasta la calma
que de mis ojos ya cae.
Mínimo, pues, despedirse,
las palabras nunca sobran,
a veces efectos obran
que no habrán de repetirse.
Yo las dejo, habrán de irse
contigo, si no las hieres,
conmigo, si tú lo quieres,
y en cada sueño se quedan
y en sus adioses me enredan
por no ver que no me esperes.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
23 02 13
Mínimo que esta vez muero,
mínimo que tú me matas,
te vas, partes y retratas
en mi pecho un agujero.
Ya no sé si yo te quiero
o es sólo dolor tu ausencia,
sé que no tendré existencia
si a mis pasos me abandonas,
sé que si no te perdonas,
yo lo haré sin más esencia.
Esta historia ya no es nueva,
cuantas veces final tuvo,
lágrimas, furor, un cubo
que no se abre ni aunque llueva.
Cuantas veces no se lleva
mi dolor tu peso oscuro,
tu partida hacia lo impuro,
tu promesa no cumplida,
cuántas veces ya sin vida
quedo yo y tú tan seguro.
Pero igual duele y más duele
cuando creo que no hay vuelta,
que no queda duda suelta,
que el volver ya a nada impele.
Por eso sin que recele
me echo a llorar por la casa,
lleno de dolor la taza
del amor que tú vaciaste
y que al huir enfriaste
sin dejar ni té ni brasa.
En mis ojos hay mudanza,
tú te vas, llega la noche,
es bien funerario el coche,
es bien lúgubre su danza.
Tú te alejas, ella avanza,
ni siquiera luna trae,
es como un pulmón que rae
el aire que queda en mi alma
y que rasga hasta la calma
que de mis ojos ya cae.
Mínimo, pues, despedirse,
las palabras nunca sobran,
a veces efectos obran
que no habrán de repetirse.
Yo las dejo, habrán de irse
contigo, si no las hieres,
conmigo, si tú lo quieres,
y en cada sueño se quedan
y en sus adioses me enredan
por no ver que no me esperes.
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