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Conectarse
por Ébano ó desliz de mi sombra en la mitad.
Amenacé mis ojos sobre la prontitud de una quimera.
Vana y efímera, lúdica como un arlequín de trapo sobre mi tesoro
vaciaba la silente, desbocada altura resguardando mi centro.
Roble purpurando el otoño. Claveles rojos. Música sin tiempo.
Fue la distancia herida de mi senectud hecha en el principio
un mundo errante desnudo de horror vacío en el silencio.
Arqueabas la única clepsidra. El verbo nato. El comensal durmiendo
sobre el trapecista. La noche.
El canto de mi voz nocturna.
Apacibles soledades durmiendo con tu falda.
Aquella voz sombría que lo envanece todo desde el altiplano.
Muda mi encierro como un gavilán dormido en el espacio, inerte.
Blasón de mi descuido fortaleciendo el aroma.
Antes sollozaba la fortuna que impregnaba los ocasos.
Ahora, recíproco, busco los besos del sol en tu mirada de plata.
Y nace el cuento que no tiene fin.
La bandada de otoño que se cubre en el prado con
tus manos azules.
Brillas, y desnudas las alas del
Oriente
como estrellas donde el Sol y la azalea perfuman
a la luna.
Sueñas.
Duermo en tu silencio,
matando los claveles
enamorado del rocío.
» Preciosa Dulce joven
» Desde la ventana
» Por qué, la guerra?
» Tu cuerpo se desviste...
» Déjame unir mi mano con la tuya...
» Tu rostro...
» Memoria de tu luz, cuerpo bohemio...
» Mi ciudad