El anillo

El anillo

Miro mi anillo en la noche,
solo quedó en tu partida,
no es la mitad de una herida,
es el total de un reproche.
Es como alarma y derroche
del llanto que es otro anillo,
triste, redondo y sencillo
en el dedal de tu ausencia
y que apunta a mi dolencia
con su fulgor amarillo.

Más bien en mi dedo queda
círculo de mis pesares,
lo rodean siete mares
y en mis recuerdos se enreda.
Pido a la vida que pueda
con él proseguir mi paso,
este anillo es nuestro lazo,
nuestro lazo se ha perdido,
si brilla es que no hay olvido,
si oprime es que ya es fracaso.

Sin él podría en mi mano
ofrecer nuevas promesas,
decir que si no regresas
la tiendo libre a mi hermano.
Y a quien me ame más temprano
que tarde en esta batalla,
pero mi corazón calla,
se adormece con su brillo,
y se duerme en el sencillo
ruedo en que gira y desmaya.

Recuerdas aquel encuentro,
la tarde en que nos hablamos,
palabras, sueños, cruzamos
y unas copas en el centro.
Recuerdas que en ambos, dentro,
quedó el placer del hallazgo,
de la charla, del noviazgo,
de esperanzas compartidas,
recuerdas que son dos vidas
las que caen tras su hartazgo.

Por eso el anillo guardo
pues fue parte de la entrega,
del amor que no se ciega
por un tiempo triste y pardo.
Como él yo giro y aguardo
junto el mundo que te aparta,
ni tu regreso descarta,
ni otra alegría concedo
que verlo puesto en mi dedo,
mientras termino esta carta.

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08 02 13