Demasiada soledad

Demasiada soledad

Demasiada soledad, mis primaveras,
el pájaro emigró, la voz mediante,
y aquí sólo dejó plazas vacías,
aquellas flores que más bien son como estatuas,
ya grises, ya sumidas en un sueño de otro mundo.

Las faldas de la amada ya no existen,
los lápices del tiempo ya no escriben
y un solo girasol no constituye un entusiasmo
para volver a alzar del corazón las carnes rojas.

Y sin embargo el sol regresa cada día,
como ese perro viejo, como un gallo
que canta pero sabe que hoy quizá se haga cazuela.

Y sin embargo aunque no vuelva lo esperamos,
aunque las nubes negras de ese cielo y de tus ojos
impidan su calor, atemoricen con sus truenos
o acaben finalmente en lluvia o llanto,
nosotros lo esperamos, a ese sol que ya quizá nunca regrese.

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14 01 13