Bajo el puente de mis alas

Tengo el soplo del viento,
el aire de la lluvia constante
el ir y venir de un solo instante
el légamo y la sal de lo que siento.
Tengo alas que se mojan en la lluvia
y se trocan sus guirnaldas en el vuelo,
corazón a corazón, del terciopelo
que se mudan en el sol mientras diluvia.

Tengo un cielo bajo el mar, sobre mi testa
el desïerto rufián que entona y ya me aclara
la vendimia de mi luz bajo mi cara
la dulzura y el ardor que me detesta.
Tengo un astro que se mueve mientras lloro
la luna de arrabal, la menta en junio
el oro y ruiseñor, clavel de otoño
solazan mi verdor mientras me doro.

Azules y bravíos, no me aciertan
la vespertina unción de aquellos que separan
la bóveda del mar mientras reparan
en su silencio mudo y sömbra que despiertan.
Añoro el bucle de los álamos que un día
vertiginosos poblaron su llanura
verde mar, verde sobre el suelo en la espesura
cabría sólo amar, el lastre se perdía.

Aquella fragua dulce de pájaros amenos
rubicundos y al azar, rotundos trenos
que al agravar su llanto derraman ilusiones
crepitando en el vestal, ciprés de mis pasiones.
Artista en niebla y niebla sin artista
someramente adueña fulgor de mí quedado
en sombras y a la par del Céfiro lenguado
respaldo del océano que el aire nunca embista…

Música al latir contornación y sueño,
que devana el tiempo roto mientras pálido me engaña
a sü distante musa y sólido enmaraña
ropaje hecho sudor y velamen hecho ceño.
Acusa el vuelo de mi sol verdes hilachas,
sobre el destino de la mar y sus muchachas
aniquilando lentas cruces de sal mientras devastas
la última sirena de la mar, últimas castas…

Pregono aún el sortilegio de la nube de su lluvia,
aquella voz que tenue la marea y la sostiene
sobre el ala del trigal, el centeno y que mantiene
aún en el desvelo sü pluma y aún su fobia.
Trenan las alas, el pájaro bravío aún lo invocas
para saciar en tu mirada la duna mientras selvas
aclaran del bravío verdor dulces y pocas
enajenadas del color que lucen en las albas.

Aún, el pájaro que embuche
lenta su flor, diamante no lo luche.

Preciosas metáforas, amor y añoranza, son dos sentimientos que ayudan a escribir.
Un abrazo.

Muchas gracias, Leyre!!!!! Un abrazo, queridísima amiga!!!!!!