Desde que el tiempo es tiempo para mi existencia, desde que la mínima madurez de mi intelecto ha hecho de mi curiosidad una herramienta, desde aquella ingenuidad infantil, compañera de viaje a lo largo de tantas rutas recorridas, desde siempre... Escarbo entre escombros polvorientos, imágenes muertas, en medio de juguetes rotos, en platos de sopa fría, rondas de niños descalzos, calles carentes de asfalto, bolsillos vacíos, detrás de un balón de trapo, en polvo de tiza, sangre de pizarra herida, bajo el parche en la rodilla del pantalón gris, en mi habitación, que de mis padres y hermana era, en cartas navideñas al señor de barba blanca, en la caricia de mi abuelo, en el beso de mi abuela, en la mejilla de mi madre rociada por una lágrima en fuga, en la frente sudorosa y en la mano extendida de papá, en el paso gigantesco y pausado de mi tío Daniel, en mis heridas, en el dulzor de aquel zumo congelado de fresas, sagrado cubito de frutilla, en el aroma intenso de pabellones de hospital, de la cazuela, de la madrugada siguiente a la protesta popular en mi barrio, sedienta de justicia, de los pinos empapados de lluvia nocturna, del mar en pleno ocaso, entre el cantar de jilgueros y colibríes, en el ladrido del perro de casa, en las idas y venidas de la pelota vieja y desgarrada pateada junto Juanito, en las subidas y bajadas de las 5 piedrecillas de la payaya, en el recorrido de nuestro “auto” de madera, con ruedas de patinene, carreras desde el fondo del patio al portón, en el aire que recorría mi armónica, y el órgano en casa de mi mamita Rosa y esa habitación que llena de limones secos, amuletos e incienso, me acurrucaba e invitaba a la música. Y en tantos otros sitio y momentos.
Cuando cansado de buscar y no hallar me encontré, de excursión me fui buscando aquellas respuestas en un lugar más lejano aún, en el que seré, en el que haré. Cuando sea médico, luego... cuando sea actor, cuando en matrimonio me halle unido, cuando tenga hijos, cuando construya mi casa, cuando tengamos aquella casita en la playa, en mi primer coche, en tantos y tantos proyectos ambiciosos, cuando la lotería ponga una estrella en mi fortuna, cuando jubile, cuando...., cuando...
Cuando muera quizás... Seguramente aquel tampoco será el momento.
Vivimos buscando sin encontrar, lo más probable es que no sea el rincón apropiado ni el ayer, ni el mañana, es que nunca buscamos hoy... sí, hoy... Hoy es el segundo oportuno, hoy es la realidad, pues el pasado no existe y del futuro que creamos es una imagen virtual, irreal. Absorber la mirada de tu hijo, disfrutar del tacto de los labios de tu compañera en la vida, los segundos en el regazo de mamá y papá, en el aroma del pelo de la abuela, el reflejo del sol en el follaje de los árboles frente a ti, el perfume de tu entorno, en las sombras, en la música, en la voz, pero hoy y sólo hoy, pues siempre es hoy, nunca es ayer, nunca es mañana.
Hay que morir viviendo y no vivir pensando en la muerte, vivir hoy y sólo hoy, ni ayer, ni mañana, pues así posiblemente en el hoy de mañana seguiremos siendo plenos.
Cuando cansado de buscar y no hallar me encontré, de excursión me fui buscando aquellas respuestas en un lugar más lejano aún, en el que seré, en el que haré. Cuando sea médico, luego... cuando sea actor, cuando en matrimonio me halle unido, cuando tenga hijos, cuando construya mi casa, cuando tengamos aquella casita en la playa, en mi primer coche, en tantos y tantos proyectos ambiciosos, cuando la lotería ponga una estrella en mi fortuna, cuando jubile, cuando...., cuando...
Cuando muera quizás... Seguramente aquel tampoco será el momento.
Vivimos buscando sin encontrar, lo más probable es que no sea el rincón apropiado ni el ayer, ni el mañana, es que nunca buscamos hoy... sí, hoy... Hoy es el segundo oportuno, hoy es la realidad, pues el pasado no existe y del futuro que creamos es una imagen virtual, irreal. Absorber la mirada de tu hijo, disfrutar del tacto de los labios de tu compañera en la vida, los segundos en el regazo de mamá y papá, en el aroma del pelo de la abuela, el reflejo del sol en el follaje de los árboles frente a ti, el perfume de tu entorno, en las sombras, en la música, en la voz, pero hoy y sólo hoy, pues siempre es hoy, nunca es ayer, nunca es mañana.
Hay que morir viviendo y no vivir pensando en la muerte, vivir hoy y sólo hoy, ni ayer, ni mañana, pues así posiblemente en el hoy de mañana seguiremos siendo plenos.
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