Inherente en tu cabello la espuma del verano,
sobre tu celada mano, al viento y su templar
sobre el horizonte tieso del vano juglar
a su acerada mano, adusta peña de su oro cano,
sobre la plata ciñe y se luce y guiña su ojo
tersa muchacha que al viento englosa su silencio vano
y se nutre en su candil que puebla su dominio humano
y a mi tántalo vestal umbrío, mi sano despojo…
Celado, estoy celado en la armonía de tu palma
donde agrava mi tenaz apetito sola albura
del roble a la tenaz ensoñación de tu miel pura,
cavila en eco la mirada de tu alma…
Pudiera irme a fraguar solas centëllas
que sobre el ala mineral, las sombras bellas
aladas de tu cuerpo, del Verano
ansían gotas heladas al ensueño de tu mano…
Robusto como el ángel de la pieza literaria, envelado
ensoñación de bruma que ha eclipsado todavía
la vanguardia de una luz al Sol bravía
y doncella adusta soberana mía
destila de las flores la misma grandeza
de los élitros de la noche, mientras el ala dormía
provocando ruiseñores de cantos de belleza…
Sueño tus labios crepúsculos, la dulzura que sentía…
Inclinando tristes redes, de voluntad y artesano
se va la miel de mis redes, por sobre el ala y hermano
y cunde la misma proeza de elevar contigo el vuelo
soñar sueños de consuelo con mis labios yo desvelo…
Prohibida luctuosa sombra, prohibido verano ágil
promoviendo de tu sueño el mismo elevado arcángel
que sobre mis ojos eleva, la noche y sömbra más frágil
y devana de tus nubes el cielo ya en un vergel…
Trasnocho la hojarasca fría de la luna, mi doncel
que sobre el caballo blanco de mi figura, a mis pies
sobre el oro de trigales aran sombras y la mies
del crepúsculo de fuego que desnuda mi cincel…
Soy un poeta, un humilde artista posando mis ojos en vos
donde aclara el agua cristalina, te veo aún más clara
y entre nubes la más cara de las lunas admirara
aquella, tu faz hermosa a la que escribo mis versos…
Soñando mis alas dieran, un paso aún más vulnerado
de atrevimiento poeta, de solaz más artesano
escribir acerca de tus versos, mis manos se han acercado
a la lumbre de tus sofocos, inmersas pero no en vano…
Dosel de mi soltura, de mi resguardo tenaz
besarte, besarte otra vez tu mejilla, perspicaz
yo llevo el ala rendida, a tus ojos clausurado
donde entona mi alma que vivo, ya de ti enamorado.
Soñarte pues, no cedes al desengaño
en mis alas no te tengo, pero soy de tu rebaño…
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