Décimas de la armonía

Décimas de la armonía

Palabras sin día negro,
sin día negro, palabras,
que endulcen cuando las abras
los días duros que legro.
Si con mis voces te alegro,
doy por pagada la cita
entre la voz que me habita
y tu corazón amado,
doy tu pecho por besado
y esta paz por infinita.

Y si yo guardo silencio
y si a tu oído no llego,
no es que por ti cese el fuego
no es que otra boca me agencio.
Es sólo que me sentencio
a escuchar también tu canto,
la voz de tu piel y el manto
de palabras de tus besos,
por ellos callan mis huesos,
pero prosigue el encanto.

Así ama el sol a la luna,
y la luna al fiel lucero,
así ama el mar al estero
y al rocío la laguna.
Van juntos con fe oportuna,
con amistad y confianza,
cual vida y muerte en la danza,
cual luz y sombra en el mundo,
unidos en lo profundo
por una eterna esperanza.

Por eso cantan y luchan,
por ser mejor cada día,
con penas, con alegría,
con las verdades que escuchan.
Algunos ya se encapuchan,
se ciegan, se vuelven mudos,
van con espadas y escudos,
creyendo así hacerse oír,
y es que al nacer y al morir
se olvidan que van desnudos.

También yo olvido el amor,
por suerte estás tú y me besas
y al justo plan me regresas,
donde paliar el dolor.
Repartido en cada flor
yo dejo esta circunstancia,
el que aprecie sus fragancia
la comparta con su hermano,
y vayamos mano a mano
derramando su abundancia.

19 12 11